Hemos hablado bastante de como el hecho de mudarse de país hace que se produzcan cambios, en todo sentido. El poder sentirse a gusto en un nuevo lugar y habando otro idioma es algo que lleva tiempo, y si bien no es cuestión ni de riqueza de vocabulario ni de perfección en el acento, poder exponer tus ideas en otro idioma es un tema para tomar muy en serio.

Me sucedía a menudo, recién llegada a París, que al no sentirme cómoda hablando francés no sentía que podia expresar todas mis ideas, ni en el contenido ni en la forma. En ámbitos profesionales y académicos mi presión era aún mayor porque mi facilidad con el lenguaje no acompañaba todo lo que yo quería expresar. Sentía que me faltaban palabras, y sobre todo las menos coloquiales para moverme con mayor soltura y seguridad en un ambiente de trabajo. Tratar de encontrar la mejor forma para expresar tus ideas en otro idioma es un desafío.

Esa fue una de mis grandes motivaciones para invertir tiempo y energías en aprender bien el francés. El acento no me importaba más de la cuenta, sólo cuando mi interlocutor no me entendiese, pero con repetir o buscar un sinónimo a veces alcanza para lograr una comunicación fluida cuando algún obstáculo aparece.

Y a la hora de ejercer mi rol de madre, tener que plantear mis inquietudes con claridad, ya sea al pediatra o a la maestra, me encontraba (y a veces aún me encuentro) repitiendo en mi cabeza mis ideas para poder expresarlas mejor. Siempre buscando palabras que puedan representar de la mejor manera lo que quiero transmitir. 

Me sucede tambien en ámbitos laborales y académicos, y creo que es algo que puede continuar porque tiene que ver con mi propio nivel de exigencia para hablar un idioma. Pero lo que no pierdo de vista es la importancia de trasmitir mi mensaje, el que se genera en mi cabeza, el que a veces hay que traducir y el que simplemente me sorprende y sale así sin más, cuanto menos lo pienso y más concentrada estoy en una reunión, mejor puedo hacerlo.

Muchas mamás me cuentan que por miedo al ridículo o porque sus opiniones no sean valoradas, prefieren participar menos. Yo creo que debemos separar lo que es el lenguaje de lo que son tus ideas, el choque cultural, y la forma en que las expresas. 

Por un lado, que el idioma no te impida participar y expresarte. Lo digo, lo repito y lo seguiré repitiendo. Por otra parte, explicar tus puntos de vista y opinión que pueden resultar muy diferentes por un tema de diferencias culturales o de idiosincrasia, es natural en toda sociedad. Si lo piensas, muchas veces en tu propio país dejas de hacer un comentario o lo haces eligiendo muy bien tus palabras cuando crees que generará conflicto y quieres evitarlo.

Creo que viviendo afuera pasa un poco lo mismo. Puedes expresar una perspectiva diferente, pero desde el respeto, sin generar enfrentamientos innecesarios pero sin dejar de participar y dar a conocer tu opinión al respecto.

Nos cuesta más hacerlo, sentimos que nos miran como «ella no es de aquí», ya sea en una reunión de padres, en una consulta médica o en una oficina. Esa es tu realidad,  pero no es razón para invalidar tus ideas y no compartirlas. Todo lo contrario, creo que quienes realmente se benefician son nuestros interlocutores cuando se abren a un intercambio rico en diferentes experiencias y coyunturas. 

No se cuál es o ha sido tu experiencia pero no dejes de compartir tus trucos para sentirte cómoda en este tipo de situaciones.

Saludos,

Erica

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