Hoy te presento a Raquel una mamá expatriada en Myanmar (Birmania), un destino algo fuera de lo común. Descubre a través de su relato lo que implica vivir en tierras y culturas que pueden ser muy diferentes a la nuestra y criar a tu hijo en el seno de una familia multicultural.

1.¿Cuánto tiempo llevas siendo expatriada?

Hace seis años que vivo expatriada con mi marido. Mientras vivíamos en Ghana me quedé embarazada y desde entonces seguimos viviendo en el extranjero con nuestro hijo, Martín. Ahora ya tiene dos años y medio.

2. ¿Qué ha sido a lo que más te ha costado adaptarte?

Lo que me resulta más difícil de ser una mamá expatriada es vivir la maternidad aislada de mi familia y amigos. En cada país donde hemos vivido, Croacia y ahora Myanmar, hemos tenido que crear nuestra tribu desde cero y en pocos meses. Como mamá primeriza necesito compartir mi experiencia y mis inquietudes con otras mamás. Sentir que tengo una comunidad de personas con las que contar.

Así que cuando nos mudamos a Zagreb, Martín tenía tres meses, y después de adaptarnos a la nueva casa y a la nueva ciudad, empecé a buscar grupos de mamás y bebés con los que pasar algunas horas a la semana. Los inviernos eran muy fríos y pasábamos mucho tiempo en casa o en la biblioteca. Los veranos eran muy calurosos y solíamos encontrarnos en el parque. Para mi era una válvula de escape para estar fuera de casa y para Martín una oportunidad para compartir tiempo con bebés de su misma edad.

Ahora en Myanmar, la situación ha cambiado ligeramente porque Martín va a la guardería y se relaciona con niños birmanos todas las mañanas. Sin embargo, la necesidad de crear nuestra tribu ha seguido intacta y en pocos meses he conocido a mamás de diferentes nacionalidades con las que compartir nuestro día a día.

3. ¿Cómo es un día cualquier en tu día a día?

Somos una familia de rutinas y nos costó unos cuantos meses encontrar el ritmo en Myanmar.

Todas las mañanas después de desayunar juntos nos preparamos para ir al cole y a la oficina. Martín solo va tres horas a la guardería, mientras tanto, intento exprimir el tiempo al máximo para trabajar en el blog de Una Mamá Expat, leer y hacer fotos. También me ocupo de organizar la casa y las compras, y si me queda algo de tiempo, ¡hago deporte!

El almuerzo es sagrado en casa y siempre comemos los tres juntos. Las tardes son para jugar y hacer actividades en casa. Compartir tiempo con los amigos de Martín en nuestra urbanización y pasar tiempo al aire libre si las lluvias del monzón nos lo permiten.

4. ¿Qué importancia le otorgas a la adaptación a la nueva cultura y sociedad? ¿Cómo crees que repercute en el crecimiento de tu hijo y su desarrollo?

Si queremos ser felices en el país que nos acoge, debemos adaptarnos en la medida de lo posible a la cultura local. Y con esto me refiero a entender y conocer las reglas básicas, por ejemplo, de cómo comportarse en público, cuál es la vestimenta típica o cómo se debe saludar y dar las gracias. Hay que tener en cuenta que cada tres años nos mudamos de país, así que no tenemos mucho tiempo para integrarnos.

Para Martín creo que es un regalo tener la oportunidad de conocer desde tan pequeño otras culturas tan diferentes a la de sus padres. Su perspectiva de la diversidad cultural será totalmente distinta a la de otros niños de su edad y la visión que tendrá del mundo será mucho más global.

5. ¿Cuáles dirías que son las ventajas y desventajas de criar a un hijo en el lugar en el que vives?

Cómo mencionaba, la mayor ventaja que veo es la visión del mundo que Martín va a desarrollar a medida que crezca. La expatriación y la movilidad le enseñarán a relacionarse de una forma natural con otras culturas y espero que le ayude a desarrollar una gran capacidad de conocer y empatizar con personas diferentes a él.

En cuanto a la desventajas, no te voy a engañar, veo muchas. En primer lugar, crecer lejos de sus dos familias y, quizás, no tener un lugar exacto de dónde decir “yo crecí aquí”. El papel de los abuelos, tan importante en la vida de un niño, puede borrarse con los años si no se mantiene un contacto constante. Y, por último, tener que despedirse tantas veces de personas a las que tienes mucho cariño y no sabes si podrás volver a ver.

Sin embargo y a pesar de las desventajas, me mantengo optimista y considero que está en mis manos convertir las desventajas de vivir así en una oportunidad para él para crecer y educarse en un mundo de posibilidades infinitas.

6. ¿Qué papel otorgas a la herencia cultural en la educación de tu hijo? Hablan español en casa, comen comidas de tu país, escuchan música de tu niñez…

Para mi es primordial que Martín conozca y aprenda la herencia cultural de sus padres. No solo la española, sino también la argentina. Es complicado mantener dos culturas vivas en un hogar viviendo en un país tan alejado como Myanmar, aún más sabiendo que cada cierto tiempo nos trasladamos. Pero creo que la constancia es la clave del éxito.

En casa solo se habla español e intentamos mantener una vocabulario rico, leyendo solo libros en español (ya sea de Argentina o de España) y viendo dibujos animados de España.

Intentamos comer comidas típicas de España y de Argentina, dejando los platos exóticos para cuando salimos a comer fuera. También tenemos vestimentas y zapatos típicos que usamos a diario, como por ejemplo las abarcas mallorquinas o las alpargatas argentinas. Celebramos todas las fiestas posibles tal y como se hacen en nuestros países y hablamos cada semana por vídeo llamada con las dos familias. La casa está llena de fotos de nuestros familiares y a menudo las revisamos con Martín.

7. ¿Te ha sido fácil encontrar un espacio y proyecto personal y profesional en otro país?

No te voy a engañar, no está siendo fácil. Desde que me quedé embarazada a medidos de 2016 hemos vivido tres mudanzas, tres países diferentes. Cuando nació Martín decidí que me iba a dedicar a él al cien por cien durante su primer año. Al poco de cumplirse ese tiempo nos llegó la noticia de que nos mudábamos a Myanmar y todo se complicó.

Es por eso que comencé de nuevo a escribir un blog; Una Mamá Expat me ha ayudado a encontrar mi espacio y tiempo como profesional, aunque sea unas horas al día. La conciliación viviendo en el extranjero es aún más difícil. Dependes de guarderías y personas ajenas (niñeras) para cuidar de tu hijo si quieres o necesitas volver a trabajar por cuenta ajena. Y en mi caso, me cuesta muchísimo dejar a mi hijo a cargo de otra persona que no sea mi madre o mi suegra.

Lo que más me gustaría es poder aportar a una empresa u organización con mis conocimientos y experiencia en el ámbito de la comunicación de forma remota y autónoma. Creo que en estos momentos es lo que mejor podría hacer y más feliz me haría. ¡Así que en esto estoy!

8. ¿Crees que diferentes países de expatriación requieren de una actitud distinta? ¿Cuál es el mejor consejo que podrías dar a otra mamá que piensa en irse a vivir a otro país?

No, no es necesario pensar o actuar diferente según el país que te acoge. Lo más importante es tener un plan de acción cuando te llega la noticia del cambio y estar positiva. Las mudanzas llevan un montón de trabajo, pero sobre todo, remueven muchas emociones y sentimientos. Ya llevo cuatro y ¡todavía no me acostumbro!

El mejor consejo que le puedo dar a una mamá que piensa en la expatriación, ya sea por su trabajo o el de su pareja, es que no pierda sus raíces, porque le darán la estabilidad en los días difíciles. Pero que de rienda suelta a las alas que va a recibir al expatriarse. Su visión del mundo nunca volverá a ser la misma. Va a ser difícil, tendrá que esforzarse mucho, pero vale la pena.

Ah! Y una cosa más, busca a otras mamás expatriadas en tu país de acogida, ¡ellas serán tu mejor aliado!

Gracias Raquel por tu tiempo y por compartir tu experiencia familiar y personal en destinos tan diversos. Muy de acuerdo con que conectar con otras expatriadas es una de las mejores cosas que podemos hacer al partir, ha sido el motor de la comunidad Mamás por el Mundo.

Pueden ponerse en contacto con Raquel a traves de sus redes sociales @unamamaexpat y en su blog, Una mamá expat

Saludos,

Erica