A veces la sensación que nos invade al vivir en otro país es la de llenar un vacío, ese espacio que ha quedado inhabitado, desierto, cuando partimos. Si tu partida es reciente es una sensación muy nueva, casi desconocida. Si eres de las que lleva un tiempo viviendo lejos ya la conoces muy bien, se ha convertido en una compañía que ocupa más de lo que quisieras y sabes que debes ir llenando ese vacío.
Al partir, los preparativos, los trámites y las despedidas nos agobian, nos ocupan todos los minutos del día e invaden hasta nuestros sueños. Tenemos poco tiempo para pensar en mucho más que el presente y el futuro mediato y ponemos todas las energías en ello. La idea de vivir lejos de los nuestros la empezamos a palpitar cada vez más de cerca pero en la mayoría de los casos la dejamos en el último lugar de la lista de pendientes.
Lo que en realidad queda pendiente es eso mismo, esas emociones encontradas que se nos presentan más a menudo de lo que quisieramos para marcarnos una distancia y un sentimiento nuevo. En muchos casos no solo nos falta la familia, sino nuestra vida en aquel lugar. Añoramos momentos familiares pero también espacios propios, caminatas en calles bien nuestras y la sensación de pertenecer a un lugar.
Un vacío se hace presente en nuestro interior y en nuestra rutina. Hay que reinventarse de a poco y empezar a llenar espacios de cosas significativas. Lo paseos, el turisteo, el descubrimiento del barrio, las nuevas costumbres y horarios, sabores y aromas…
Hay mucho por descubrir y no solo es exterior, no solo son nuevas calles y nuevos comercios. Hay nuevos vínculos que crear y nuevas formas de relacionarse, a veces nos gustan mas y otras menos.
Algunas etapas son más sencillas que otras, nos encontramos dispuestas a todo, aceptamos compromisos y nos enforzamos por adaptarnos. Pero no queremos seguir llenando el vacío con lo primero que se presente, o al menos no deseamos hacerlo de manera permanente.
Necesitas encontrar lo que te haga bien, a tí, lo que no es siempre lo que tienes más a mano. Eso te sirve transitoriamente pero si no es lo que realmente te llena, te hace sentir bien, entonces el vacío se hace omnipresente y pasa a ser un compañero no deseado en nuestra vida.
No te hablo de llenar tu vida con otra gente, con nuevas amistades a las que consideras familia y de objetos que embellezcan tu etorno. Te hablo de tí, de lo que te llena desde lo personal.
¿Cómo te sientes? ¿Necesitas nuevos desafíos? ¿Quieres embarcarte en un nuevo proyecto? ¿Cumplir un sueño?
No sabes por donde empezar, no lo tienes claro. Nos pasa a todas, y no sólo una vez, sino varias y en diferentes momentos y pensarás que con el tiempo pasa, pero no, porque necesitas algo más para sentirte más energética, mas tu misma.
No puedo subsanar la distancia que te separa de tu familia pero puedo ayudarte a encontrar lo que te falta, lo que no sabes que necesitas y lo que te puede hacer salir de ese vacío. No soy adivina pero te aseguro que es un proceso que se camina mejor con alguien a tu lado, y aquí estoy para acompañarte. No dejes que pase mucho tiempo sin ocuparte de tí, es muy fácil encontrar excusas para no hacerlo, pero vivir esta vida en el extranjero con una mejor versión de ti misma es lo mínimo que te mereces, vale la pena intentarlo.
Saludos,
Erica
Erica,
Me pareció excelente el artículo!
Gracias Noelia!
Un abrazo