Una de las cosas que sucede cuando nos mudamos de país es querer estar activas y encontrar proyectos que nos interesen. En la mayoría de los casos trabajar desde casa resulta la mejor opción por diferentes razones: la flexibilidad, la falta de apoyo logístico que tenemos en el extranjero y las características de nuestros nuevos proyectos.

Trabajar desde casa resulta ser, a primera vista, la solución más ajustada para toda la familia, y las más fácil de poner en práctica. 

La otra cara de trabajar desde casa es que nos encierra en nuestro propio dominio. Y con esto no me refiero al dominio de un blog o negocio, sino que nos aisla físicamente. En una era donde nos encontramos conectadas via Skype, Whatsapp, Instagram y demás redes sociales, resulta una opción práctica a la hora de encarar un proyecto laboral o de estudio.

Esta contra cara de trabajar desde casa suma un poco de soledad y aislamiento. No salimos más que al super y a buscar y traer a los niños al cole y las actividades extra escolares. Es práctico tomar el curso online durante la hora de la siesta de los niños pero suma a la cantidad de horas que pasamos sin salir, sin ver gente y sin interactuar de manera concreta.

Me dirás que teniendo un blog y trabajando tanto online no tengo excusas para quejarme. Pues un poco si. Yo también trabajo mucho desde mi casa, pero me entusiasma muchísimo dar charlas, organizar talleres presenciales y participar de eventos. Y a esto no me refiero con cosas relacionadas a mis hijos o mi familia. Me refiero a lo que significa trabajar, ejercer tu profesión y tu pasión en contacto con gente.

Es un equilibrio dificil de manejar. El encierro que muchas mamás al principio anhelan, ya sea porque llegan de períodos de intenso trabajo fuera de casa o porque pasaban horas arriba del transporte público para movilizarse y perdían mucho tiempo en ello, a veces se transforma en un arma de doble filo.

Trabajar desde casa incluye saber organizarse los tiempos entre responder un email, poner la lavadora, pasar por delante de una habitación desordenada y automáticamente juntar juguetes mientras la cabeza está pesando en cómo responder el próximo email o cuánto tiempo llevará la tarea del curso online que llevamos atrasado.

La idea de que trabajar desde casa es la solución es real, en la mayor parte de los casos de quienes nos mudamos de país siguiendo un traslado de funciones de la pareja. Queremos seguir activas, tener proyectos propios, salario, y satisfacciones profesionales.

Sólo ponte a pensar si: el tiempo te rinde de la misma manera, si eres feliz haciéndolo, si añoras estar más arreglada a la hora de sentarte frente a una pantalla sola en casa, y todos esos detalles que se nos escapan por querer seguir un sueño.

Mi conclusión al respecto es que se puede encontrar un buen balance entre estos diferentes componentes sin dejar de lado lo que implica pasar el día sola en casa. Ese es el «monstruo» al que debemos tener especial atención, el que nos lleva a aislarnos, a cambios de ánimos que no necesitamos y de autoestima. 

Nadie mejor que nosotras mismas para estar atentas a ello, a cuidarnos y a saber cuanto exigirnos. 

Y como ya sabes, siempre que necesites apoyo en tu vida en el extranjero sabes que puedes contar conmigo.

¿Cuál es tu fórmula para organizarte mejor? ¿Qué consejos compartirías con otras mamás en tu misma situación?

Saludos,

Erica

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