Tu zona de confort es un espacio mental en el que te encuentras bien y a gusto con todo y en donde no te planteas posibilidades de cambio. Es un estado en el que nuestra mente se siente segura, nos da sensación de placer y tranquilidad porque nos movemos dentro de los límites de esa zona creada por nosotros mismos.

Pero ese ‘encontrarse bien’ no siempre es estar en una situación ideal sino haberte acomodado a un estado en el que muchas cosas te sirven ya que no te plantean ningún conflicto y otras no tanto y prefieres no resolverlas, te has acostumbrado a ellas para bien y para mal.

Cuando aparece en tu vida la propuesta concreta de irte a vivir afuera todo tu universo parece tambalearse, sientes que pierdes el control de las situaciones porque sabes que es realmente así, la novedad, el efecto sorpresa y lo desconocido han llegado como un tsunami a revolverlo todo y a cambiar tu vida.

Partí de mi ciudad natal recién casada, bastante jóven, con la suficiente inocencia y curiosidad como para soportar los cambios que se avecinaban y a esa edad y sin hijos mi zona de confort se reorganizó con facilidad y absorbiendo rápidamente todo lo que una ciudad como París tenían para ofrecerme.

Diferente fue mi experiencia cuando me mudé de París 12 años más tarde y con hijos, de una ciudad que me había adoptado y a la cual me había acomodado con gusto y dedicación. Mudarme de Francia a Canadá significó un gran cambio y allí toda mi vida se desconfiguró y reconfiguró en un gran proceso de adaptación, en un período que duró más que un par de semanas, te diría más que un par de meses! Pero sobreviví, me redescubrí y aproveché la experiencia al máximo, a pesar de los avatares de las visitas al nuevo pediatra, de la elección de escuela trilingue y los inviernos largos y blancos.

Algunas ideas que debes tener en cuenta cuando tu mundo está por dar un giro de 180º:

  • pon tus energías en lograr objetivos concretos como organizar la mudanza o buscar casa
  • presta atención a tu instinto, confía en tí, tú mejor que nadie sabe lo que es bueno para tu familia
  • busca y acepta ayuda de los demás
  • mantén la calma a la hora de tomar decisiones, tómate tu tiempo y piensa en tus prioridades
  • no te aisles al llegar a destino, es importante no recluirte en tu casa
  • enfrenta de a poco y con calma las nuevas situaciones que te plantea tu nueva rutina, una a la vez, no quieras lograr todos tus objetivos en el primer mes
  • ten paciencia con tu familia y sobretodo contigo misma

Lo importante es que te des el permiso de reconstruir tu nueva zona de confort, a tu medida y te tomes el tiempo para probar cómo te sientes más cómoda.

Cuéntame un poco ¿tu zona de confort se ha mudado contigo? ¿te ha resultado fácil o ha sido demasiado penoso encontrar un nuevo equilibrio?

Erica

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