Cuando nos vamos a otro país lo primero que pensamos es cuáles son los beneficios que una experiencia en el extranjero otorgará a cada miembro de la familia. Sin embargo poco nos detenemos a reflexionar acerca de cuánto podemos ofrecer y cuál es tu aporte como expatriada para que tu nueva ciudad se beneficie con tu llegada.

Eso es lo que sucede aunque te cueste darte cuenta de ello: tu presencia en un nuevo lugar puede abrir un abanico de posibilidades porque traes una nueva perspectiva de las cosas, que no siempre es compartida pero que muchas veces ayuda a quienes te rodean.

Mi experiencia me demuestra que, por ejemplo, en el caso de la escuela muchos padres me preguntan mi opinión respecto del programa y de políticas educativas y la frase empieza con ‘tu que conoces otros modelos qué piensas de…’ y es allí cuando encuentro mi lugar para expresarme y compartir mis ideas y mi experiencia, sin que ello signifique que todos deban estar de acuerdo conmigo, pero que valoren mi punto de vista es más que suficiente para entablar un verdadero diálogo e intercambio.

No te engañaré diciendo que esto sucede en todo ámbito en el que participo porque no es el caso, pero sucede muchas más veces de las que había anticipado y es muy estimulante para encontrar tu lugar en una nueva comunidad.

Lo importante es llegar con una actitud abierta para generar un intercambio provechoso para todos, ya que necesitas nutrirte y aprender de otros y también tienes mucho para dar como mujer, como profesional y como madre.

Probablemente la forma de educar a tus hijos no coincide al 100% con la de otras madres de tu nuevo barrio, pero no creo que tampoco te sucediera en tu propio país. Y así como incorporas cosas de una nueva cultura en tu rutina puedes ser una muy buena influencia para otros.

En el ámbito laboral funciona de forma similar. Si retomas tu actividad profesional o te dedicas a un nuevo emprendimiento o tarea seguramente puedes ofrecer no sólo tus conocimientos y habilidades sino también un estilo de trabajo, de vínculos en una oficina y de trato a clientes. Seguramente aprenderás nuevas reglas, otras técnicas y quizás una forma de trabajar más eficiente.

Es fundamental que vayas mentalmente predispuesta a este tipo de integración, pensando que hay mucho por aprender pero también mucho por enseñar, por compartir y sobre todo por darle un valor agregado a tu experiencia.

Erica

Si aún estas buscando tu mejor manera de integrarte y quieres que te ayude a lograrlo, ya sabes que puedes contactarme aquí