No es necesario ser un ferviente activista político para defender causas, puedes hacerlo de todas formas sin estar afiliado a un partido o movimiento. Esto ocurre en tu propio país y también cuando vives lejos porque tus ideas y valores no se quedan allí donde viviste. Por eso hoy te invito a pensar el vínculo entre derechos humanos y expatriación.

Derechos humanos es un concepto grande, cargado de valores, principios y a veces confusión. Derechos humanos y expatriación es una ecuación con sus propios matices.

En el Preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos dice: «La libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad inherente a todos los miembros de la familia humana y de sus derechos iguales e inalienables.»

Cuando nos vamos a vivir a otro país nuestra situación cambia en muchos sentidos. Dependiendo de tu nacionalidad y de los acuerdos que tu país tenga con el país al que te mudas, los derechos y obligaciones que te corresponden como residente suelen ser muy diferentes. El atropello a libertades individuales y respeto al ser un inmigrante o expatriado pueden ser una situación nueva en tu vida. 

Luchar por tus derechos es tan válido en tu país como en otro ya que siempre que lo haces debes conocer cuales son tus obligaciones y tener claro que el reclamo hay que hacerlo desde ese respeto. Entonces, ¿cuánto nos implicamos en la defensa de esos valores fundamentales? ¿lo hacemos con mayor compromiso cuando vivimos fuera de nuestro país? ¿nos sentimos más cerca de quienes sufren discriminación cuando estamos en una situación mas cercana como es vivir en un país distinto?

En el mundo en el que vivimos el respeto es algo que parece haber pasado de moda en muchos ámbitos. Respetar y hacerse respetar no parecen ser moneda corriente y en lo personal creo que es suficiente para preocuparme por el tema tanto desde lo personal como en mi rol de madre.

Mis hijos, al igual que los tuyos, van a la escuela con niños de familias del país en el que vivo y también con algunas en nuestra misma situación. Seguramente muchas de nosotras ha pasado por momentos en los que esas diferencias se hacen presentes de manera más o menos evidente. Uno de mis hijos ha venido a casa diciendo que un compañero se burla porque hay algunas palabras que no conoce.  ¿Es esto un acto de discriminación, bullying o una mera molestia entre niños? Como creo que es más importante darle solución al tema que ponerle un rótulo, me he dedicado a contactar a las maestras, hablar con mi hijo sobre las diferentes maneras de reaccionar frente a situaciones como estas y sobretodo a su lugar en esa escuela y en esta sociedad. 

Educar a nuestros hijos en el respeto a las diferencias es la base de la educación hacia los derechos humanos. Tengo bien en claro que vivir en determinados países es más complejo que en otros y si vienes de países latinoamericanos es muy diferente a si eres originaria de España u otro país europeo. Dentro de la Unión Europea hay disparidad y mudarse dentro de Latinoamérica no es tan sencillo tampoco. El idioma ayuda en algunos casos, dificulta en otros pero las verdaderas barreras son los prejucios, los pre conceptos y la ignorancia. 

Por eso más allá de las ideas políticas y afiliaciones, creo que lo importante para poder vivir en armonía es el respeto por las diferencias, las ganas de conocer al otro. la flexibilidad en nuestras propias costumbres y el intento por adaptarnos sin imponernos.

La enseñanza que más valoro de estos 20 años que llevo viviendo lejos es la convivencia, que no es ni más ni menos que repetar a quien tienes al lado, hacerte respetar, encontrar un punto de encuentro y armar juntos una día a día mejor para todos.

Te invito a que juntas pensemos : ¿Cuáles son los valores que defiendes a diario desde tu hogar? ¿De qué formas hablas de este tema con tus hijos?

Saludos,
Erica

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