Hoy os traigo un post un poco más especial. Un post que derrocha ilusión y que habla de las preguntas que todas nos hacemos cuando planificamos tener un bebé, durante una expatriación.
El comienzo de una familia expatriada por Virginia Salcedo. Una mujer que se ha puesto en contacto con Mamás por el Mundo para compartir sus miedos, sus dudas y sobre todo su ilusión.
«¿Estaré preparada? ¿Sabré cuidar de mi bebé? ¿Tendré la suficiente solvencia económica y estabilidad laboral para darle una buena vida? Estas son las preguntas que, me imagino, comparto con cualquier mujer que se está planteando tener un bebé, sin embargo, la pregunta que más ansiedad me genera, es una que comparto con aquellas mamás repartidas por el mundo, ¿por qué no esperar a volver a mi país de origen? ¿por qué no esperar a volver a España?
Mi nombre es Virginia y tengo 27 años, llevo 7 años con Gonzalo, de 32 años, ¡y acabamos de casarnos! Tenemos un trabajo relativamente estable, nos queremos con locura, nos llevamos de cine y nos apetece muchísimo tener un bebé.
Hacía ya algún tiempo que nos apetecía, incluso que lo habíamos hablado, pero siempre en futuro, siempre en la recámara. Cuando volvamos a España, cuando podamos estar cerca de nuestras familias, cerca de nuestros amigos, en nuestra tierra, esa siempre era la conclusión. Después de Limerick, París y Lisboa tocaba volver a casa, y una vez en ese punto y sólo en ese, perseguiríamos el proyecto en común de formar una familia, el sueño de la maternidad.
Eso era lo pactado, pero no siempre lo que pactamos es lo que queremos, cada vez la frase «cuando volvamos a España» se nos antojaba más lejana, ¿y si no volvemos en muchos años? ¡queremos ser papás jovenes! Pero ¿no sería mejor esperar al trabajo ideal, la economía ideal, el entorno ideal? Pero, pero, pero…
Poco a poco, un día uno, otro día otro, fuimos acercando el proyecto, el sueño a la realidad, sin embargo, las preguntas no cesaban, ¿vamos a tener un hijo aquí, que no conocemos pediatras o ginecólogos, guarderías o colegios? ¿vamos a tener un hijo en un país cuyo sistema escolar o cuya seguridad social no conocemos? ¿en un país cuya lengua no dominamos aún? ¿no será eso un handicap? ¿en un país en el que acabamos de aterrizar? ¿en un país en el que estamos forjando amistades? Pero las ya forjadas, los lazos familiares, están en España.
¿Véis? Otra vez el dichoso «pero», no sólo hay peros, no sólo hay sombras, también hay luces: el bagaje linguistico y cultural que le podríamos ofrecer a nuestro hijo, la maravillosa educación portuguesa, la amabilidad de este pueblo, las luces y colores de esta ciudad, con innumerables ofertas culturales y sociales, con sus playas y sus montes, con la alegría y la humildad de sus gentes.
Y cuando nos hemos decidido, vuelve a surgir el «pero» sin embargo, las ganas de tener a un bebé en mis brazos, de amarlo, educarlo y cuidarlo no cesan y a juzgar por los ojos de mi pareja, las suyas tampoco.
¿Seré una mamá bloguera por el mundo? Aunque nunca fue lo que me imaginé, realmente lo espero.»
¡Y eso esperamos todas! y vosotras, ¿planificasteis tener a vuestros hijos durante la expatriación? ¿os surgieron las mismas dudas?
Os dejo con esta canción que me encanta y que me recuerda que no debemos dejar escapar nuestras ilusiones.
Ay! espero no extenderme demasiado, pero justo acabo de pasar por esta experiencia, el peque tiene 6 meses 🙂
En nuestro caso de un día para otro decidimos que era el momento perfecto. Pero entiendo perfectamente las dudas de Viriginia, las mismas que me asaltaban: a qué ginecólogo voy, y la enseñanza cómo va a ser? tendrá problemas en el cole por ser hijo de españoles? todo ese tipo de cosas… :(. Llevábamos poco tiempo aquí y yo todavía no conocía a nadie, así que probé con dos equipos de ginecología y elegí el que más me convenció. y salió muy bien, me atendieron fenomenal!
Sabíamos que no iba a poder acompañarnos nadie de España, pero lo llevamos bastante bien. Ahora van pasando los meses y empieza a aparecer un poco de penilla (de vez en cuando) porque la familia se lo está perdiendo, pero nada que un buen skype no solucione 😉
Así que yo le diría a Virginia que mucho ánimo, a mi me ha merecido muchísimo la pena.
Un abrazo.
Muchas gracias por compartir tu experiencia Laura! Yo también llevo regular estar tan lejos de la familia con daniel tan pequeñito (5 meses) pero el skype sin duda esta siendo nuestro más fiel aliado ;). Un beso!