Por la latitud donde vivimos se terminan las clases, lo cual es sinónimo de balances, cierre de etapas y por supuesto vacaciones. Para muchos es empezar nuevas etapas en nuevas latitudes, para otros es seguir planeando una vida lejos de nuestra patria. Un año más apostando a criar a tus hijos como jamás te lo hubieses imaginado. 

Yo personalmente era más del estilo Susanita, planificándome con hijos, yendo al mercado del barrio y esas cosas. La realidad ha cambiado ¡y no te digo cuánto! Gracias a aceptarlo he podido disfrutar las 1001 experiencias que la vida expatriada me ha ofrecido, y no han sido todas excelentes pero forman parte de mi vida.

Mis hijos han trabajado duro, en más de 3 idiomas, utilizando pensamiento matemático y presentando proyectos gracias a los miles de recursos que tienen a su alcance. Y lo he repetido más de una vez en este blog y no me cansaré: siguen siendo mis super héroes, aquellos que se sientan a hacer tareas y esperan pacientes que una mamá criada en «otro universo» (porque ser del siglo pasado es a veces pertenecer a otra galaxia) se las ingenie para ayudarlos y entender por qué hoy trabajan en Google Drive y no traen tantos cuadernos a casa, y así aprendimos juntos un año más, en un nuevo contexto, con nuevas reglas pero siempre con ganas de crecer a su lado.

Las etapas permiten reflexión, introspección, replanteos, que si bien no necesitan de un momento exacto del año para que esto ocurra, por lo general sucede en torno a las fiestas, a los cumpleaños y aniversarios y a los fines de ciclos. 

¿Y qué es aquello en lo que pensamos? ¿Cuántas idas y vueltas le hemos dado a los mismos temas? ¿Cuál es el momento en que nos sentimos a gusto con las elecciones que hemos realizado?

Cada casa es diferente, tu situación seguramente es muy distinta a la mía pero hay algo que nos une (o unirá) y es la decisión de vivir lejos. Esa que por momentos pesa mucho y que por otros agradecemos haber tomado. Esa que no siempre cumple con las expectativas pero que en muchos aspectos la supera.

Pero en este caso en particular, al menos el mío, la etapa que se cierra es el año escolar. Un año de mucho trabajo, de obstáculos que parecían infranqueables, de grandes temas, de nuevos conocimientos y de preguntas sin respuestas. Porque si finalizaramos las etapas con todo resuelto creo que no tendríamos una motivación para continuar la que sigue. 

Cuando pasas a 1er grado será por avanzar en la escritura y si terminas la primaria el foco estará puesto en otro nivel de reflexión y conocimientos. Y cada una de esas etapas intenta respetar el desarrollo tanto emocional como cognitivo de los niños. Y digo intenta porque no siempre se logra, porque no a todos los niños les sirve un sólo modelo de escuela ni un único sistema educativo. 

La dicotomía éxito-fracaso parece ser la medida con la que siempre pensamos las cosas y en el caso de la educación, más allá de resultados en evaluaciones y tests hay que observar el proceso con una mirada más amplia para entenderlo. Es en ese momento donde debemos plantearnos si hemos elegido bien, si existen mejores alternativas y si a pesar de no tener las mejores notas este ha sido el mejor año escolar. 

Si surgen dudas y necesitas replantearte las decisiones que has tomado este es un buen momento. Nunca es tarde para un reflexión a conciencia, donde nos pongamos frente al conflicto que queremos eludir y nos hagamos cargo de él y decidamos solucionarlo. A veces es más sencillo de lo que piensas y por lo general es muy útil buscar ayuda para resolverlo.

Soy de las que prefiere pensar en pasos hacia delante que acompañen las miradas hacia atrás, porque ni uno ni otro solucionan nada por sí solos. Poder observar y diagnosticar una situación es lo que nos hace tomar la mejor decisión frente a ella y elegir con cuidado los pasos a seguir.

Vivir en otro país no significa que no te sucedan las mismas cosas por las que pasan miles de familias que no se han movido de sus ciudades: sus hijos crecen, algunos se enfrentan a ciertas dificultades en la escuela y sus padres se desean al igual que tú encontrar la mejor solución a su alcance. 

Utiliza las nuevas etapas para mejorar lo que no funciona pero también disfrutar de los logros obtenidos, que sin dudas son el fruto del esfuerzo y la tenacidad.

Saludos,
Erica

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