No es fácil decir adiós y menos cuando no sabes cuando volverás a verte. Lo duro es que nunca te encuentras lo suficientemente preparada para las despedidas. 

Despedirte de tu familia y amigos es triste te diría que es tristísimo. Nunca miento y  no te engañaré prometiéndote que será un momento duro pero llevadero. Suena bien pero en la práctica no es tan así y logramos alivianarlo para cuidar a nuestros mayores y a nuestros hijos y en ese esfuerzo asumimos más dolor del que podemos contener.

Lo hacemos porque es más duro ver sufrir a los hijos y a los padres que asumir esa responsabilidad y nos hacemos cargo afectivamente de lo que sucede y luego nos olvidamos que debemos encontrar un espacio para procesar ese dolor y ese duelo que significa la separación.

Si emigras y no tienes claro cuando será la próxima vez que vuelvas a ver a tus seres queridos es aún mas difícil. Si te vas con un contrato de trabajo por tiempo determinado que incluye viajes a tu país, la incertidumbre es real pero se vive de una forma diferente. 

En ambos casos el duelo de la separación existe, aunque las circunstancias que la provocaron sean diferentes y hasta opuestas y cada una lo vive a su manera. ¿Y qué sucede cuando las despedidas ocurren luego de vivir en otro país? Exactamente lo mismo. 

Los trámites, la búsqueda de casa, la elección de escuela, la mudanza y todo lo que implica vivir en otro país pasan a formar parte de tu historia y queda en nosotras aceptarlo como una etapa de nuestras vidas.

Al huir de este sentimiento de extrema tristeza que nos provoca la separación nos negamos la posibilidad de admitir y aceptar lo que nos sucede y eso es doblemente contraproducente para tu equilibrio emocional. Seguramente te resulta más sencillo negar este sentimiento que enfrentarlo pero a la larga resurge bajo distintos aspectos y comportamientos.

Es lo mismo que ocurre con nuestros hijos y para lo cual tenemos espacio para escucharlos, buscamos recursos para que se expresen y encontramos la paciencia y las palabras para contenerlos.

¿Crees que tu no tienes derecho a pasar por todo ello y sentirte reconfortada ? Por supuesto que sí, sólo que deberás buscar la forma y el espacio para volcar esos sentimientos, enfrentarlos, sobreponerte de a poco y vivir de la mejor manera posible. Negar que te encuentras deprimida, que te sientes sola o que estás abrumada por todo lo nuevo que te sucede es un engaño a ti misma que puede costarte caro en lo personal y en tus vínculos familiares. 

Te recomiendo:

    • Darte permiso para sentir lo que te sucede
    • Promover actividades que te hagan sentir bien 
    • Conectarte contigo misma para pensar tu futuro y tus proyectos personales
    • No aislarte 
  • Mantenerte comunicada con quienes te hacen bien

Guarda tus energías para que las despedidas no te hagan sentir vacía, para poder preservarte sin dejar de estar conectada con los demás y cerrar etapas de a poco para luego ir abriendo otras, que traen mucha incertidumbre pero también muchas sorpresas de las buenas.

Erica