A muchas familias cuando les toca enfrentar la hora del regreso a casa les sucede casi lo mismo que cuando dejaron su país de origen: alegría y melancolía se unen en un torbellino de imágenes, sentimientos y vivencias que son inolvidables y que nos marcaron para siempre.
Volver a tu país, ya sea porque un contrato de trabajo ha llegado a su fin o porque ha sido decisión propia dar fin a la vida en el extranjero, es un momento difícil en varios sentidos.
Si tu experiencia no ha sido buena y has decidido ponerle un fin antes de lo pensado es difícil muchas veces aceptar que no hemos cumplido con nuestras expectativas sin vivirlo como un fracaso. Que no hayas estado a gusto en un lugar no significa que has fallado, puede tener mil explicaciones desde condiciones incumplidas por un empleador hasta desinformación de tu parte.
Si vuelves porque el contrato de trabajo ha llegado a su fin y no es renovable o no te has planteado renovarlo, es difícil afrontar el momento porque seguramente a pesar de tener en mente una duración determinada de la estadía, habrás disfrutado de buenos momentos, compartidos con nuevas amistades, y tu familia se ha visto enriquecida por la experiencia.
La repatriación se planifica casi con la misma intensidad que la expatriacion. Debes volver a buscar escuela o intentar volver a la que has dejado, y lo mismo sucede con la casa y demás actividades.
¿Pero crees de verdad que vuelves siendo la misma, que retornar significa regresar al mismo punto del que te has ido? Menuda sorpresa te llevarás si la respuesta a esta pregunta es afirmativa. Es importante que tengas en cuenta lo que significa volver, porque tu no eres la misma y porque las cosas han cambiado en tu lugar de origen y sobretodo la manera en que las percibirás ahora.
La hora del regreso es en la mayoría de los casos bastante amarga y eso es señal de que tu vida en el extranjero ha sido una experiencia positiva. Despedirte de nuevas amistades, de momentos vividos en otro hogar donde has visto crecer a tus hijos, oírlos hablar otro idioma, organizar viajes y planear nuevas aventuras en familia y mucho más son cosas que dejan huellas. Y de eso se trata la expatriación cuando se vive plenamente. Es una experiencia de vida que fortalece, que nos enseña muchas cosas de nosotras mismas y sobretodo que nos revoluciona la existencia, lo cual muchas veces viene muy bien para «despertarnos» a una nueva realidad y tomar conciencia de lo que nos sucede, de quienes somos y de hacia donde vamos.
La repatriación es el duelo de la despedida del lugar que nos ha acogido, muchas veces muy bien y otras no tanto, y en muchos casos de un regreso deseado y a la vez temido. Ese temor lo produce volver a una rutina que no necesariamente echamos de menos en su totalidad y a la que queremos modificar a nuestro regreso. Para ello es necesario prepararse mental y prácticamente, organizarnos antes de volver es fundamental para que la llegada sea un buen regreso.
En líneas generales la repatriación significa:
- despedida
- búsqueda de escuela
- búsqueda de casa o reforma de la que dejamos cerrada
- reinserción social
- retomar la actividad laboral
- recomposición de una rutina
Piensa lo que te ha costado irte y los pasos que has dado para hacerlo y cómo enfrentar el regreso de la misma forma tomando en cuenta todos los aspectos para reconstruir la vida en tu ciudad de origen, porque las cosas cambian con el tiempo, porque la idealización puede haberte llevado a olvidar lo que es dar de alta el servicio de internet en tu propio país (por poner el ejemplo que más inconvenientes trae) y porque las cosas no se han quedado estáticas hasta tu regreso. Muy pocos son los casos en los que una mamá me cuenta que ha recuperado su puesto de trabajo o la han esperado con un puesto soñado, hay que volver a empezar en muchos aspectos.
Los nuevos desafíos en tu propia ciudad suelen ser más duros que los que has encontrado en tu expatriación.
Por ello insisto en que a la hora del regreso hay que darle su tiempo y las energías necesarias para que el aterrizaje en tu tierra sea de lo más placentero, que no sea otro «choque cultural» en tu lugar de origen sino un reencuentro con un viejo amigo al que no has visto desde hace tiempo y al que le cuentas las cosas que te han sucedido en estos años en el extranjero.
Y ya sabes, tus dudas respecto de este tema puedes plantearlas en un espacio individual para que encontremos juntas las respuestas que estas buscando. Ya sabes donde encontrarme.
Saludos,
Erica
Felicitaciones por la nota!
Interesantisima
Muchisimas gracias Malena!!
Un abrazo
En lo personal he vivido la experiencia de la repatriación varias veces en mi vida, lamentablemente nunca ha sido algo satisfactorio, sin embargo he aprendido que todo es transitorio y tiempo despues vuelvo a tener la oportunidad de la expatriación. Así que cuando vivo una repatriación siempre pienso que tengo la opurtunidad una vez mas de volver a la expatriación.
Muy buena la nota. Saludos
Gracias por compartir tu experiencia Minerva! Como bien dices pensando en positivo, algunas familias con la mira mas en volver a salir, otras con la atención puesta en reintegrarse, pero con una buena actitud todo cambia.
Saludos