No tenemos la varita mágica para anticipar todas las situaciones, pero podemos prepararnos para unas cuantas decepciones de la vida en el extranjero. Se hace fácilmente, tomando en cuenta no sólo lo que lees, te dicen y crees haber visto en tu viaje preliminar (si has tenido la oportunidad de hacerlo). Siempre una perspectiva objetiva es mejor. Como cuando te pruebas ropa en un negocio y sabes que en la mayor parte de los casos te van a vender lo que sea, más allá de cémo te quede.
A veces sucede eso con quienes nos cuentan cómo es su experiencia o la información que leemos aquí y allá. Las ansias de que nos vaya bien o que un amigo o familiar no se equivoque en sus opiniones es muy relativa.
Las decepciones de la vida en el extranjero no llegan todas juntas ni tienen por qué llegar del todo. Si bien no podemos anticipar absolutamente todo, hay muchas cosas que deberíamos poder evitar, por eso cuando una mamá me dice «no quiero pagar para que me cuenten cómo hacerlo» respeto la opinión y les deseo mucha suerte porque la falta de experiencia de muchos y las ganas de que te suceda lo que te prometen los que ya se fueron son muy altas y no nos dejan ver si esas situaciones se adaptan a nuestra realidad.
Lo primero que te digo es que pienses en tu realidad, que por más que sea similar a la de otros no es la misma. Y porque ademas la gente no siempre te contará el lado oscuro de vivir en el extranjero y tu familia se adapatará a la situación a su manera.
Tus hijos no son mejores ni peores de los de tus conocidos. Nadie mejor que tú los conoce y puede proyectarse en otra ciudad con ellos.
Las decepciones más comunes de la vida en el extranjero:
– La gente no es lo que parece. Ir de turista es una cosa, vivir es otra. La forma en que conducen en la calle, el respeto a un extranjero en una escuela, la sincera amabilidad en la fila del super cuando tienes dos niños pequeños a los que llevas a todos lados porque no hay con quien dejarlos.
– El estilo de vida. Puede que te adapates a algunas cosas y a otras no, y eso sería muy normal.
– El clima. Puede parecerte un detalle, pero no es menor. Vivir 5 meses de inviernos intensos, o calores del desierto a 50 grados a la sombra cambian la rutina de cualquiera.
– La política del país. Desde el respeto por hombres y mujeres hasta la forma de integrar a los extranjeros, todo afecta tu día a día de diferentes formas.
Me dirás que no hay forma en que cambies los puntos que he mencionado. Mi idea es sólo que seas consciente que algo como el clima cambia completamente tu forma de vida, eso no es un juicio de valor sino una realidad. Limpiar la nieve del auto, levantarte antes en invierno por lo que implica salir vestido para ese clima, son cosas que te modifican el día a día y eso es más importante que cualquier sitio turístico de tu próxima ciudad. Seguro que las lectoras de Montreal y Winnipeg saben bien de lo que hablo. Y eso no significa que no puedas adaptarte, te repito, es poder proyectarte en un lugar muy diferente al tuyo.
Yo vivo en New York y como bien imaginarás mi rutina no pasa por Times Square ni el Empire State Building. No me paso los días de compras ni voy a todos los recitales cada vez que canta algún famoso. No confundir lo que amas y valoras de un lugar desde esa perspectiva turística, es difícil pero el ejercicio de imaginarte viviendo allí es importante.
Lo mismo corre para quienes te dicen «hay que vivir en las afueras». Eso puede implicar una casa más grande y un hermoso jardín pero también estar un poco más aislados y tener que viajar mucho a la escuela, al trabajo, etc.
Las decepciones pasan por las decisiones que tomes con la información indicada y con gran objetividad. Vivir lejos no es para todos, vivir en cualquier ciudad por más maravillosa que sea tampoco.
No dejes que te llenen la cabeza ni desde la empresa que ofrece un empleo, ni desde los que ayudan en los planes que organizas de manera independiente. Hay un tiempo en el que debes tomar una decisión interna de si te mudas, de si te vuelves a mudar, de si es para ti o no. Primero desde ese aspecto tan personal e íntimo, luego en lo que implica para tu pareja y para tu familia. Pero primero piensa en tí, es imposible hacer frente a un cambio de vida si no has tomado las decisiones por tí misma.
Si estás interesada en mis servicios de consultoría no tienes más que ponerte en contacto conmigo.
Saludos,
Erica
Qué de verdades dices! Lo mejor es tener toda la información, con pros y contras, para poder tomar todas y cada una de las decisiones.
Vivir en una cultura diferente es muy complicado. Por ejemplo, no todos los niños se adaptan a la misma velocidad (y no hablo sólo del idioma) y he conocido a algunos que nunca llegaron a adaptarse y toda la familia tuvo que volver al país de origen por el bien de todos. Eso nadie lo cuenta.
Muchísimas gracias por vuestra ayuda
Laura
Gracias Laura por tu comentario y por los puntos que expones, muy de acuerdo contigo!
Un abrazo
Totalmente de acuerdo. La gente es muy dada a decirte muchas veces que qué suerte por vivir fuera pero el día a día nada tiene que ver con lo que la gente imagina. Nada es sencillo y la rutina familiar cambia por completo vayas donde vayas. Y para eso habría de estarse preparado, para poder aceptarlo mejor. Hay una visión que tenemos antes de llegar que cambia al poco tiempo de pisar el destino. Y cuanta más información al principio, mejor. Siempre hay sorpresas.
Muy de acuerdo contigo María, por eso insisto siempre en poder planificar y anticipar todo lo que se pueda, porque la vivencia supera expectativas y no siempre en el sentido esperado. Nada sucede por arte de magia y es importante tenerlo bien claro de antemano.
Un abrazo