Regresar. De Austin a Sevilla.

Te presento a Lisi, una mujer, madre y educadora que ha regresado a España luego de una experiencia de 5 años en el extranjero junto a su familia en Austin, Texas. 

Lisi comparte con nosotras su experiencia de repatriación de Austin a Sevilla, las oportunidades y los desafíos que ello implica. 

1. ¿Cuánto tiempo has estado expatriada?

La verdad es que si tenemos en cuenta que nací en Estados Unidos y me he criado en España, he sido expatriada casi media vida. Luego al irme cinco años a Austin y alejarme de España podríamos decir que he estado cinco años lejos del país que me ha visto crecer. En realidad nunca he utilizado el término expatriada en relación a mis vivencias. Mi corazón pertenece a las dos culturas.

2. ¿Qué ha sido a lo que más te ha costado adaptarte al regreso a tu ciudad?

La parte que más nos ha costado a toda la familia ha sido el haber dejado allí amigos que eran como familia, gente a la que realmente apreciamos y que estaban muy presentes en nuestro día a día. Es muy curioso ver cómo nuestros hijos, de 4 y 2 años, siguen nombrando cada día, desde hace 6 meses que vinimos, a sus amigos, su escuela allí… Sin embargo nos quedamos con todo lo bonito que hemos vivido en esa etapa y con la serenidad de que tomamos la decisión que mejor nos pareció para nuestra familia. Aquí somos muy felices y sabemos que la puerta está abierta si algún día decidimos regresar.

3. ¿Cómo es un día cualquiera en tu familia bilingüe?

Con dos niños de esta edad en casa la verdad es que nuestro día a día es una locura. Bromas aparte, mi marido y yo que trabajamos freelance nos organizamos para llevar a los niños a la escuela a las 9 y unos días les recojo yo y disfrutamos de la tarde juntos y otras lo hace el papá. Intentamos encajar todas las piezas pero a veces no es fácil. Por suerte tenemos a la abuelita cerca y siempre que lo necesitamos nos echa una mano con los niños. Nuestra rutina en casa se desarrolla en español y en inglés y a pesar de la distancia seguimos en contacto con nuestros amigos austinitas a través de Whatsapp, Skype y sobre todo con cartas que nos encanta enviar y recibir. 

4. ¿Qué importancia le otorgas a la adaptación a una nueva cultura y sociedad? ¿Cómo crees que repercute en el crecimiento de tus hijos y su desarrollo?

Ante todo me parece algo muy enriquecedor. Siempre he pensado que viajar te da una apertura de miras y te enseña a tolerar, de verdad, las diferencias. Aprendes a ver como «normales» otras perspectivas, formas de hacer, costrumbres que a veces poco tienen que ver con tu cultura pero que precisamente por eso te aportan tanto. Regalarle a tus hijos dos idiomas, dos culturas diferentes, formas diferentes de ser y estar en el mundo me parece algo de gran valor.

Tener un hijo lejos del calor de la familia y los amigos es duro sin embargo también es una oportunidad para enfrentarte al reto con tu pareja y ver que eres capaz de hacerlo sola. Esto me ha hecho más fuerte, he vivido la maternidad sin compararme con nadie ni tener que estar dando explicaciones. La libertad es algo a lo que le doy muchísima importancia en mi vida y el tenerla, he construido una forma de hacer propia en la que me siento yo misma y eso me parece esencial cuando estás en una etapa que te agita tanto en lo emocional como en el resto de aspectos de tu vida. El principal beneficio que encuentro es el regalo que les haces a tus hijos de poder vivir sus primeros años y generar esa vinculación emocional con los dos países. Lo más bonito es que todo ha surgido sin haber estado planificado y vivimos nuestra etapa en Austin de una forma natural y espontánea, creo que por eso ha sido tan especial.

La adaptación del pequeño ha sido fácil. En el caso de mi hija ha costado más. Tiene el recuerdo de nuestra vida allí muy presente y echa de menos a una amiga muy especial de aventuras y su escuelita allí. Pero ella está feliz y disfruta de lo que tiene aquí ahora, especialmente de su abuela y del resto de la familia a la que vemos más a menudo obviamente que cuando estábamos a 8000kms. A los dos les encanta pasar tiempo con los abuelos, sus tios, los primos… Son experiencias muy especiales que estando allí nos estábamos perdiendo. 

7. ¿Te ha sido fácil encontrar un espacio y proyecto personal y profesional en otro país? ¿Y cómo te has reinsertado profesionalmente a tu regreso?

Al llegar a EE.UU fue todo muy rápido y bastante fácil. A los 15 días de aterrizar ya estaba trabajando en una de las mejores escuelas de Austin enseñando español a niños y niñas de PreKinder hasta sexto grado. Como en cualquier trabajo nuevo me tuve que enfrentar a retos importantes pero la realidad es que durante cinco años he podido trabajar en lo que me apasiona que es la educación y tener a mis dos hijos. Empezar de cero aquí de nuevo no ha sido sencillo, la situación laboral es dura y especialmente si buscas una media jornada que te permita compatibilizar tu vida laboral y familiar estando el tiempo que tus hijos te necesitan, cerca de ellos. Afortunadamente estamos en la lucha, trabajamos en lo que nos gusta y estamos pudiendo criar a nuestros hijos juntos así que nos sentimos muy afortunados. 

8. ¿Cuál es el mejor consejo que podrías dar a otra mamá que piensa en la repatriación?

Creo que todo depende de si es una decisión propia o si el traslado se hace por cuestiones labores. En nuestro caso que hemos ido a la aventura lo positivo ha sido que siempre hemos sentido esa libertad de que las decisiones las tomábamos nosotros. Entonces creo que se vive de diferente forma. A mí personalmente me ha ido bien dejar simplemente que las cosas fueran sucediendo y tener una actitud positiva ante los cambios. Pienso que cada lugar, cada ciudad, cada etapa en definitiva tiene su belleza y sus retos propios. Desde que fui madre lo de tener todo bajo control ya no sé lo que significa y cada día me gusta más.

Saludos,
Erica