mama expatriada en chile
Os presentamos a Cristina, mamá expatriada en Chile que nos habla de esas primeras impresiones que nos hacemos cuando iniciamos la aventura de la expatriación en familia. Esas primeras impresiones que importan y son tan decisivas para nuestras adaptaciones.


 

Cuando me dijeron que mi nuevo destino sería Chile, concretamente Rancagua, tuve que buscarlo en Internet…

Al principio no sabía a que distancia estaría de mi querida España…. Nada más y nada menos que 13500 Km., un total de 13 horas en un avión directo Santiago de Chile – Madrid- Málaga, contando que voy con una niña de un añito!

 Llegue a Chile embarazada de dos semanas, y así empezó la aventura de mi vida.

Lo que más me chocaba al principio era que el tendido eléctrico va por fuera, es lo primero que ves en las calles, y eso hace que la ciudad se vea mas fea y antigua.

Otra de las cosas que me llama la atención es que cuando voy conduciendo con el coche, me encuentro de pronto coches de caballos, pero no coches de caballos al estilo sevillano con su cochero engominado, nooooo, sino coches destartalados arrastrados por un pobre caballo canijo …. Y llevando cajas de naranjas o chatarras…

También me choca bastante que la gente cruza la autovía andando sin prisas, se toman su tiempo, saltan la mediana si la hay y cruzan y ¡si tienen un carrito de bebe también!

Estas cosas no dejarán de sorprenderme nunca.

Después de vivir en Rancagua, 9 meses, lo que dura un embarazo, nos trasladaron a vivir a Concepción.

Concepción es la segunda ciudad más grande de Chile, pero no tiene nada que ver con Santiago.

Santiago de Chile es una ciudad lo más parecida a cualquier ciudad europea, con una gran variedad de restaurantes, zonas de ocio, colegios, hospitales, servicios donde elegir.

En Concepción sin embargo, no hay muchas opciones pero una se acostumbra a lo que hay, así cuando llego a España todo me parece mejor y más bonito 😉

 Aquí, somos alrededor de 40 españoles, la mayoría expatriados.

Somos un gran grupo de recientes madres que hemos dado a luz en Chile, las más atrevidas y otras en España.

Supongo que como todas las madres expatriadas, primerizas o no, lo que más echamos de menos es a la familia y amigos y la nostalgia de que mis hijos no se puedan criar con ellos en el mismo ambiente en el que yo crecí quizás es de la cosas que peor llevamos.

Pero ser madre expatriada no es tan malo, ni tan bueno, es solo diferente.


El relato de Cristina nos ha hecho pensar que esa «mirada» ha sido el 50% de la adaptación.

¿Cómo fue la primera impresión de vuestras nuevas ciudades?

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