Dependiendo del tipo de vida que lleves en tu país y de tus creencias, la religión y la expatriación pueden estrechar lazos más profundos de lo que crees cuando te mudas a otro país.
En este post te invito a pensar qué relación tienen la religión y la expatriación y de qué forma, en muchos casos, el hecho de vivir lejos de tu país te acerca a tus creencias religiosas.
Cuando hablamos de creencias religiosas no me estoy refiriendo a ninguna en particular, si la tienes sabes cuál es el valor que representa en tu vida y el rol que le asignas en la educación de tus hijos y en general en tu vida familiar. Al mudarnos de país buscamos diferentes puntos de contacto con la cultura local, muchas veces el idioma nos aparece como un primer obstáculo a sortear, en otras ocasiones las costumbres de nuestra nueva ciudad llevan un tiempo hasta que se van incorporando y acomodado a una nueva rutina. En muchos casos la religión ha servido como vía de contacto e integración a un nuevo país.
La religión suele ser el motor de encuentros sociales, la concurrencia a espacios en los que nos sentimos «como en casa» y muy a gusto, y hasta una «excusa» para sair de casa.
Muchas mamás me cuentan en las consultas cómo han encontrado más tiempo para dedicarse a actividades y prácticas religiosas, cómo ello ha sido resignificar su identidad y pensar desde una nueva perspectiva el sentido y lugar que quieren darle a la religión en sus familias. Por alguna razón, todo ello estaba vinculado a lo que otros miembros de la familia organizaban en sus lugares de origen, muchas veces esa responsabilidad quedaba depositada en abuelos y tíos mayores.
Cuando llega la época de las fiestas, y con esto me refiero a las que ocurren a lo largo del año, la religión suele encontrar un lugar en la vida de muchas familias, y fortalece vínculos con la comunidad en la que hoy vives. Tu participación puede ser desde el voluntariado, a partir de concurrir a servicios religiosos o a través de donativos. Es interesante pensar qué nos sucede al estar lejos y cuáles serían las razones por las cuáles nos sentimos más cerca de ello.
En muchos países puedes encontrar servicios religiosos en español, quizás depende a veces de los barrios, de quienes han sido sus fundadores y promotores y a partir de allí encontrar actividades en tu idioma que están relacionadas o no con la religión, pero que comparten valores de esa comunidad. Ese es un buen punto de contacto para integrarte en tu nueva ciudad.
Si has elegido una escuela con orientación religiosa para tus hijos, será más sencillo crear ese contacto y aprendes al mismo tiempo nuevas costumbres locales que quizás se practican de forma algo diferente a lo que conoces.
Este es un tema del que poco se habla en la expatriación y que tiene gran peso y en muchos casos es definitorio respecto de la elección del destino de tu mudanza.
Desde lo personal, puedo contarte que en mi caso ha sido importante en la mudanza en varios países a través de los años. No es algo que ha definido siempre la búsqueda de escuela pero que me ha dado un sentimiento de identidad que necesitaba encontrar en algún momento de mi vida. No es lo que me define por completo pero es una parte esencial en la transmisión del legado cultural familiar que me tomo el trabajo de llevar adelante. En tiempos de intolerancia como los que estamos transitando, saber convivir y respetar las creencias de los demás es clave en la educación de nuestros hijos.
Cada familia tiene su particularidad, lo que la hace única y especial. Trae consigo una experiencia de vida que quizás sea diferente a la realidad del país al que se muda y es interesante explorar cómo integrarnos en una nueva sociedad, tener una actitud abierta y poder escuchar otras realidades y tradiciones.
¿Cuál es tu experiencia en este tema? ¿Ha tenido alguna incidencia en tu vida en otro país?
Saludos,
Erica
Nosotros nos hemos preocupado de que nuestros hijos tengan una orientación religiosa, porque ni mi marido ni yo la tuvimos. Mi familia no era muy religiosa, eso sí, me obligaron a hacer la Comunión y mi marido, al venir de un país socialista había sido bautizado en secreto, en otro barrio, no fuera que los vecinos te reconocieran y te denunciaran.
Nuestros países de expatriación nos ayudaron mucho, la multireligiosa Hungría, donde tuvimos un embajador judío y me arrepiento de no haber entrado nunca a conocer la Sinagoga, la más grande del mundo después de la Nueva York.
Y en Argentina, claro. La religión y la espiritualidad son diferentes en el Nuevo Mundo, donde puedes pasar a estar rodeado por multitudes y sentirte solo o estar en medio de la nada pampeana y darte cuenta de que no estás solo, que hay un Dios. La pequeńa parroquia y nuestra cura franciscano nos ayudaron mucho, íncluso hoy hablamos a menudo por skype con los miembros de la Comunidad y del colegio a las que fueron las nenas, un Misericordia.
A mi sí me ha ayudado mucho.
Besos,
G.
Gracias por compartir tu experiencia Gemma! Es tan importante poder integrarse desde nuestra verdadera esencia y estar abiertos para que experiencias como la de tu familia sucedan.
Un abrazo