Colores de despedida

El día 22 de agosto comienza nuestra nueva aventura. Nos vamos a Miami y dejamos a la familia, a los amigos y nuestras rutinas. Es momento de despedidas con olor y color de verano y que duelen más de lo que esperaba.

En medio de la actividad frenética de estos meses con los visados, la mudanza, la elección de cole, seguros médicos y un millón de temas, no quería dejar lugar a la tristeza de las despedidas. Pero ya no puedo escaparme y durante esta semana ya he tenido que despedirme de muchas cosas que me han hecho muy feliz durante estos tres años de vida de Pablo.

Y es que no es lo mismo despedirte con familia que sin ella. Pablo abrió el melón de los amigos del parque, del cole y la creación de un montón de rutinas en torno a ellos sin las que me cuesta imaginarme un futuro. Y esto unido a tener que despedirte de la familia se hace muy cuesta arriba.

Se que vamos a estar bien, se que es lo mejor para todos e intento afrontar esta expatriación en familia con alegría y actitud positiva, pero cuesta mucho salir de un entorno donde los niños están felices y se sienten seguros. Donde las abuelas están a pocos kilómetros de distancia y donde puedes contar con amigos y vecinas cuando tienes un día de bajón.

Se que los niños se adaptaran y seguro que mejor y más rápido que yo y que pronto haremos de Miami nuestro hogar pero ahora hay que despedirse y eso duele mucho.

Y vosotras, ¿también os sentisteis así? ¿como afrontasteis las despedidas?

Laura.