La mudanza es sin dudas todo un rollo y la adolescencia es uno de los mayores desafíos de la maternidad. Juntos son una combnación explosiva que requiere del cuidado de los detalles, aunque parezca que todo esta bajo control.
Mudarse de país con adolescentes es bastante diferente a cuando te mudas con niños pequeños. Cuando anuncias a tu hijo/a de 14 años que os vais a vivir a otro país, las razones son siempre insuficientes y las excusas nunca alcanzan, porque no hay mucha explicación que valga para ellos. Le estás pidiendo que se distancie de sus amigos, uno de los valores fundamentales de esta etapa de su vida.
Probablemente su vida la tenía proyectada a corto plazo entre eventos como fiestas de fin de año, cumpleaños de 15 y examenes de ingreso. Su rutina son el colegio y sus amigos, y la familia por supuesto. Ni el más indiferente de los adolescentes olvida que tiene una familia a quien respeta y con quien comparte mucho más que un techo.
Pero ahora te has converido en el obstáculo de su apacible y casi planificado futuro, con todo lo caótico que tienen sus planes y su rutina, es la suya, la que marca su identidad, quien es, su marca personal. Y ese es un momento importante en su crecimiento.
Sabemos que vivir en otro país no sólo requiere de aprender otro idioma, hacerse un nuevo núcleo social y crearse una nueva rutina con pautas culturales a seguir. La transformación por la que pasamos todos aquellos que nos vamos de nuestro país de origen es un proceso de reconstrucción de quienes somos, de reinvención y adaptación a una nueva realidad. ¿Crees que es poco pedirle a un adolescente en plena búsqueda de su identidad y lugar en el mundo?
Todo lo que te cuento suena a drama y es que por lo general las charlas con adolescentes suelen tomar fácilmente ese tono. Hay que encontrar un momento en el que puedan hablar con tranquilidad, que se sienta escuchado/a, que sus razones lleguen a tus oídos y que encuentren algún tipo de respuesta y explicación. Y esto debe repetirse cuantas veces sea necesario ya que van surgiendo diferentes ideas, sentimientos y situaciones a lo largo del tiempo.
No olvides acompañarlo/a de cerca en el proceso, la vulnerabilidad a esta edad se encuentra a flor de piel pero no siempre es manifestada. No dejes que la logística de la mudanza, las cajas y los cartones no te dejen ver por lo que están pasando tus hijos y así encontrar la mejor manera de acompañarlos en este proceso de cambio.
¿Cómo ha sido tu experiencia como expatriada con adolescentes?
Hasta pronto,
Erica
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Me temo que va a ser muy muy duro, mi hija mayor tiene 16 años y la peque 13, aunque esta última se lo ha tomado mejor.