Se puede ser feliz en otro lugar. Se puede estar bien, aunque te encuentres lejos. Se debe intentar por los tuyos pero sobre todo por ti. Porque si no estás bien, probablemente tampoco lo estén los tuyos.

Claro que se puede ser feliz en otro lugar, en uno aunque sea muy lejano, en el que jamás habías pensado vivir. Se puede pero no es fácil. Pero te lo debes, porque es tu vida, en otro sitio, pero es tu misma vida. Ser feliz en otro lugar.

No importan las razones de tu partida. Cuando son dolorosas pareciera que cuesta más encontrar la felicidad en otro lugar, pero no siempre debe ser así. Si has tomado la decisión de mudarte debes poner todo lo que está a tu alcance al servicio de lograr esa estabilidad, esa sensación de paz y alegría que todos buscamos y que tanto necesitamos.

Se necesita ser feliz en otro lugar porque la alegría es algo que debes llevar como actitud, aunque a veces cueste. Nos es fácil caer en la nostalgia y la tristeza, pero que bueno es cuando esa nostalgia la vivimos con alegría. Le hacemos honor con lo mejor de nosotras mismas, y eso nos hace bien.

Para cada una ser feliz significa algo diferente. Desde la tranquilidad de las calles, una carrera profesional exitosa, la seguridad de alimentar a los tuyos cada día, el estatus social y el crecimiento económico, el reconocimiento académico… Lo que te haga feliz, sea una o varias de estas cosas, es el motor para levantarte cada mañana. Lo más importante es que haya un motor, cosa que muchas veces falta y necesitamos crear. Un proyecto es un buen incentivo, ya sea tomar un curso, aprender un idioma, ir al gimnasio o pasar más tiempo con tus hijos. Debes encontrar cuales son las excusas que te hagan seguir adelante con ganas de salir al mundo, a ese en el que vives, aunque se encuentre muy lejos del que era tuyo.

Estar bien en un lugar significa muchas cosas al mismo tiempo, y no todas suceden en orden. A veces encontramos el trabajo buscado pero no tenemos resuelta la visa que nos permita ejercerlo, decidimos retomar un hobby pero la logística con niños y una casa sin ayuda no nos lo permite. Entonces nos acomodamos y muchas veces descartamos esas oportunidades. 

Muchas mujeres como tu me escriben con gran desolación relatándome un presente de insatisfacción en tierras lejanas. No es justo para nadie. Y cuando empezamos a ver el por qué de esas situaciones, encontramos que por un lado hemos hecho muchas concesiones y por otro lado no nos hemos dado oportunidades, todo al mismo tiempo. Nos ahogamos en una rutina que no nos hace bien, que no elegimos y que de a poco se puede modificar. Solo hay que darse la oportunidad.

Ser feliz en otro lugar es redescubrirse, reinventarse y aprender a quererse en esta nueva etapa. Respetar los tiempos, los errores y los tropiezos. tenernos paciencia y ser más tolerantes con nosotras mismas es lo que nos hará avanzar ya que somos nuestros peores jueces y nos damos duras sentencias. 

No dejes pasar la oportunidad de estar bien, aunque no sea exactamente como lo habías planeado, puedes sorprenderte. 
Un abrazo
Erica

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