Si has escuchado más de 20 veces la palabra adaptada, adapatación, adaptarse y todos sus derivados en las últimas conversaciones, chats, mensajes y charlas, es porque eres expatriada o estás por serlo.
Adapatarse, esa parece ser la clave de todo, la llave que te abrirá las puertas a un futuro promisorio.
El problema es que adaptarse no es algo que se consigue en un día, ni en dos. Adaptarse no creo que sea una meta que persigues para alcanzar un estado sino que es un proceso por el que transitas.
Adaptarse es por lo general lo que hacemos cuando intentamos incorporar en nuestras vidas costumbres que no eran originalmente nuestras. Cambiar horarios de comidas porque la escuela empieza más temprano, modificar hábitos alimenticios porque no consigues los mismos productos de siempre y hasta interesarte por cosas que antes pasaban desapercibidas.
¿Y quién se adapta a nosotras? ¿Cuál es el ida y vuelta de éste proceso? ¿Es acaso sólo un cambio gigantesco de nuestra parte?
Entiendo que aunque no siempre lo apreciemos, varias cosas se adaptan a nuestra realidad: la maestra al tener un niño que habla otro idioma en su clase, el pediatra al decodificarte cuando explicas los síntomas de tu hijo, y también las nuevas amigas a tu acento y tus costumbres. Y no siempre lo apreciamos.
La adaptación no se da por arte de magia, es un proceso de ensayo y error. Y sobre todo en el error es donde aprendemos más, aunque cuando tenemos algunos recaudos de cómo no fracasar podemos anticiparnos un poco a ellos. En este proceso vamos aprendiendo lo que nos gusta, lo que no, nuestras limitaciones y nuestro inimaginado potencial. Nos enorgullece ver como hacemos frente a nuevas situaciones y crecemos en muchos aspectos. Cambiamos porque teniendo que adaptarse a un nuevo país, el cambio puede ser aún más intenso que si no pasáramos por una experiencia así.
¿Crees que has cambiado tu filosofía de vida desde que vives en otro lugar?
Cuando vuelvan a preguntarte si ‘ya estás adaptada’ ¿qué responderás?
La adaptación es más fácil si nos sentimos menos solas, ya sabes que ‘Lo que mejora las cosas es la conexión» No te quedes aislada, conecta, comparte y pide ayuda cuando es necesario.
Erica
Este tema me lo conozco bien.. Estoy de acuerdo en que la adaptación es un proceso, es más, puede durar toda la vida. Lo importante es ir avanzando y no quedarse estancada en el mismo sitio. Y hay que ser positiva por encima de todo, eso es imprescindible.
Me gusta mucho lo que rescatas sobre ser positivas, la actitud es todo y mas cuando vivimos lejos.
¡Hola¡
Al igual que Mamá en Bulgaria, también pienso que «adaptarse» puede durar toda la vida. Llevo unos 12 años viviendo en el extranjero y la palabra y noción de «adaptarse» sigue teniendo importancia para mi. Porque la vida sigue y la vida evoluciona y en cada etapa que pasamos hay aspectos en los que tendremos que adaptarnos.
¡Feliz día!
Así es, por eso mencionaba en el post que creo que no es una meta sino un proceso, y como tal evoluciona junto a nuestras experiencias.
¡Efectivamente! Buen artículo, Mamás por el mundo 🙂
¡Gracias, un gusto que disfrutes de la lectura!
Completamente de acuerdo con el post. Y adaptarse no significa para nada perder tu personalidad, ni de olvidarte de tus orígenes, sino sencillamente no sentirte extraña o fuera de lugar en tu país de adopción.
Totalmente de acuerdo con tu comentario Joselyn!
Me encantó el post. Si es cierto no se da de la noche a la mañana, aveces uno se reinventa sin darse cuenta. Lo que si es cierto es que avanza el tiempo y te das cuenta que eres demasiado fuerte, que regresas a tu país y hay personas que hasta miedo les da cambiarse de casa en la misma ciudad, por no cambiar de vecinos, de escuela etc. Eso para un expat es PIECE OF CAKE!.
Y con el tiempo te das cuenta que los grandes problemas para una expat no son nada.
Saludos
Gracias Minerva! Cada uno lo vive lo mejor que puede y pasa por diferentes etapas, no siempre es lineal Lo importante es encontrar un balance, como todo en la vida.
Un beso