La idea de que el español es un idioma que nos une respetando las diferencias con las que lo hablamos en cada país es cierta. Hablar el mismo idioma nos presenta una puerta abierta para conectarnos con otras personas, sobre todo si vivimos lejos de nuestra tierra. Pero no siempre vivir en español en otro país es sinónimo de una adpatación exitosa.

Esto lo sentimos con más fuerza cuando nos encontramos por ejemplo en Alemania y en los pasillos de tu curso de alemán o en plena calle, oyes la música de tu idioma natal aunque suene con otro ritmo.

No te importa si es de un país que se encuentra a kilómetros del tuyo, el español te ha unido a esa persona por mil razones inexplicables.

Las cosas no parecen ser tan sencillas cuando nos mudamos a otro país donde el español es la lengua oficial. Lo que a simple vista es una ventaja se vive de diferente forma en cada experiencia de expatriación.

De esto hablaba con nuestra querida Lai, una mamá española que vive hace ya 10 años en Santiago de Chile y a quien te presentamos en el blog hace un tiempo (puedes leer su historia aquí)

Los procesos por los que debes pasar como expatriada no vas a poder saltártelos por encontrarte en un país donde se hable español.

La experiencia de alguien que lleva ya una década expatriada nos sirve para entender y pensar juntas las diferentes etapas de esta experiencia.

En mi caso, estando expatriada hace casi 20 años pero nunca en un país de habla hispana, creo que es importante este punto de vista para quienes ya se han mudado, se encuentran en pleno proceso o están considerando la vida en otro país de habla hispana.

Comparto la charla virtual que hemos tenido con Lai:

  • ¿cómo ha sido tu experiencia personal al llegar y comenzar tu adaptación a una nueva vida en un país donde se habla tú mismo idioma?

Cuando me vine a Chile con la empresa, tenía otros destinos como opción a elegir. Escogí este porque tenía amigos aquí, pero pensé siempre que hablar el mismo idioma sería algo que lo haría más fácil, algo de lo que no tendría que preocuparme. Y por un lado fue así, pues entiendes perfectamente todos los documentos que requieren para la residencia, visados, etc.. pero por otro lado, concretamente el chileno tiene un acento bien distinto al español y muchos modismos muy particulares.

Muchas veces no entendía a la gente cuando me hablaba, y a diario me encontraba que repetían lo que yo decía imitando el acento.

Cuando llegué había pocos españoles aquí, y Chile está muy lejos de todo así que tiene (o tenía) poca inmigración, por lo que era muy divertido imitar mi acento y preguntarme cómo se me ocurría irme hasta Chile.

A mí me resultaba agotador. Cuando uno se está adaptando, para sentirse bien en el lugar, lo último que necesitas es que cada día te digan “pero si vivías en Barcelona! ¿Cómo te vienes a un lugar como Chile a vivir?!! (Los chilenos adoran a Chile pero preguntas como esa son habituales si vienes de fuera, aunque suene contradictorio) Eso me jugó en contra, porque me generó un rechazo…como si ellos mismos me estuvieran diciendo que no era buen lugar para venirse…

El tema del idioma lo manejé como un juego. Tengo buen oído al parecer con los idiomas, y empecé a hablar chileno yo también. A día de hoy, y hace años ya, nadie se imagina que soy española si no lo digo, aunque con mis amigos españoles hable el español con el acento de siempre.

  • luego de 10 años viviendo en Chile cuál es el consejo que te darías a ti mismo si estuvieses recién llegada

Ser yo misma la responsable de mi adaptación, no esperar que los demás me ayuden. Si yo elegí Chile, tenía mis razones y Chile tiene sus ventajas, que en mi caso han ido cambiando durante los años. Da igual lo que me digan. Barcelona es para mí la mejor ciudad del mundo, pero ahora vivo en Chile. Es mi decisión y tengo que concentrarme en las cosas positivas, no en buscarle defectos.

  • ¿cuáles crees que son los desafíos más grandes y que más te han sorprendido?

Me sorprendió mucho que, aunque por definición contaba con que los latinos fueran mucho más abiertos que los europeos (ideas preconcebidas que puede tener uno), en Chile particularmente la integración no siempre es fácil. Los grupos son muy marcados: se juntan los amigos del colegio, los de la universidad, los del trabajo…pero en mi caso trabajaba por proyectos, entonces no tenía un grupo al que integrarme y me costó mucho. Los amigos del que hoy es mi marido tampoco me integraban en sus grupos como una más, había que ganarse ese espacio. En tono de broma, era como si al principio me consideraran que “estaba de paso”, y hasta que no pasó el tiempo no se tomaran en serio que vivía aquí y era parte del grupo 

Por ejemplo cuando llegué me busqué un equipo de futbol en el que jugar, pero como todas se conocían de antes, me invitaban a entrenar y a los partidos, pero no a los asados o eventos “fuera del futbol”
Es un tema que me choca aun hoy, yo que siempre he mezclado en cenas y salidas a amigos del colegio, de la universidad, de la vida o de donde fuera!

 

  • ¿el choque cultural sigue siendo el mismo o el idioma ayuda?

Puede ser igual, aunque sea más fácil entenderse. La cultura va mucho más allá del idioma. Por ejemplo, en España cuando quedas con un grupo de amigos “el próximo viernes quedamos para tomar unas cervezas en el bar de siempre” no hace falta que lo habléis más. Como mucho, el mismo viernes quedareis en la hora, pero todos tienen en mente que habéis quedado.

Aquí, en cambio, pueden decirte “la otra semana asado en mi casa” y…mejor te aseguras un par de días antes, y el mismo día también, porque seguro no se acuerdan ni se habían programado. Esa frase es una expresión, una idea, no una programación en firme.  

Igual que el “te llamo y coordinamos” es casi como una expresión formal de “ya hablaremos” porque en realidad no te llaman! (y no es cosa mía eh! Que nos ha pasado a todos los que llegamos aquí)

  • ¿crees que existe el momento o la experiencia que te hace sentir ‘ya soy de aquí’? ¿has estado buscándola o has tomado tu expatriación como una aventura cotidiana?

El día que dije “¿me cachai?” yo sola me dije “oh oh, te estás chilenizando” o cuando estoy aparcando y me preocupa desmesuradamente no apoyarme en el coche de atrás para saber que hasta ahí llega el espacio, porque aquí si rozas el coche de alguien es casi como si lo hubieras roto. O también cuando para pedir algo me doy mil vueltas y digo por favor tres veces en una misma frase, sé que ya me he acostumbrado a la cultura local, a las formas de hacer y de relacionarse, a la forma “de funcionar”

Pero sentirme en casa es algo que en muchos momentos aún me cuesta (cosa que en gran parte ha sido culpa mía) porque mi forma de ser mucho más directa y sincera choca muchas veces con las formas de hacer locales. Pero tras un día de lluvia correré a asomarme por la ventana para ver la cordillera nevada…y eso también me indica que es un paisaje que ya forma parte de mí, y que ésta también es mi casa (al menos los días tras la lluvia 😉 

Gracias Lai por compartir tu experiencia, seguramente más de una mamá se sentirá identificada contigo!

Vivir en español en otro país nos enfrenta sin dudas a las anécdotas más divertidas y nos ayuda en la integración a una nueva cultura y a la organización de una nueva rutina de vida. Los beneficios son innumerables, sin dejar de lado los modismos, las costumbres y el respeto por otra cultura, que por sentir cercana a la nuestra creemos que el esfuerzo de adaptación será menor o inexistente.

Desde el momento en que la vida en otro lugar pasa a formar parte de tu realidad, tu predisposición al cambio debe tomar otros matices. Debes conservar tu esencia, tu personalidad y alimentarla de todo lo que una nueva cultura y una nueva realidad tienen para ofrecerte y hacer de ello la mejor experiencia para tí y para toda la familia.

Comparte tus consejos y anécdotas en los comentarios para así enriquecer el intercambio y ayudar a otras mamás como tú.

Saludos,
Erica