El tema de los horarios de comidas, salidas y otras costumbres ha sido siempre motivo de asombro, descontento y adaptación. Nuevos horarios y rutinas que aprender, a los cuales adaptarse e integrar a nuestros hábitos.

Los horarios organizan nuestra rutina, el ritmo de nuestro día y también el tiempo libre del fin de semana y las vacaciones.

Al mudarnos de país nos adaptamos a las costumbres del lugar a partir de horarios y rutinas. La hora de llegada al colegio y al trabajo, la flexibilidad de los comercios y nuestras propias costumbres. Una de las cosas que conservo a pesar de llevar tanto tiempo expatriada son algunos horarios tardíos de mi país. Sigo sin poder cenar a las 18.30hs, salvo cuando me invitan, y no entiendo cuán temprano puede ir la gente a hacer gimnasia cuando veo que la primer clase comienza a las 6.45hs. Eso no quiere decir que no me haya adaptado a otro tipo de rutinas que creo tienen una relación directa con el clima del lugar, la cultura y las tradiciones.

Cuando has nacido y te has criado en el hemisferio sur, las fiestas de fin de año coinciden con el fin del año escolar y las comidas navideñas se componen de menúes copiados de tradiciones de países de otro hemisferio. Comer determinado tipo de platos en verano es hasta perjudicial para la salud. Así que creo que hasta viviendo en tu propio país te adaptas a alguna tradiciones que tienen más que ver con el marketing que con la cultura del lugar.

Pero los horarios también complican la comunicación con la familia y no únicamente por una cuestión de diferencia en la hora. Cuando tus amigas han acostado a sus hijos, muchas veces tu recién sirves la cena, o te encuentras ayudando en tareas escolares, que quizás en algunos países son diarias, en otros semanales y en el mejor de los casos inexistentes. 

Adaptarse es también incorporar nuevos hábitos sin sentir que pierdes tus propias costumbres. No significa asimilar todo sino ajustarlo a tu vida. Surgen nuevas necesidades como salir más temprano de casa porque hay que quitarle la nieve al auto, o porque has decidido vivir en los suburbios y no en el centro, como lo hacías en tu ciudad de origen. También se definen por la poca ayuda con la que contamos cuando nos mudamos a otro país, nos encontramos más solas para todo: llevar y traer niños al cole y actividades, hacer las compras, limpiar la casa, tomar curso de idioma, etc. 

Los fines de semana también se organizan de forma diferente. Ya sea porque debes organizarte para salir de casa y tener algún plan porque conoces poca gente y la vida social no es muy intensa, porque las actividades deportivas requieren muchos compromisos durante el fin de semana, y también porque los días del fin de semana no siempre son el sábado y el domingo. 

Las vacaciones son ha considerar por la visitas que llegan y por los viajes que quieres planificar. Y aunque no lo creas esto es parte de tu nueva rutina. Antes no pensabas de la misma forma acerca de los viajes, quizás sólo como algo turístico. Hoy debes pensar si pasarás las fiestas en tu país, si cuando los abuelos puedan visitar es un buen momento del año (¿demasiado frío pasa salir? ¿coincide con las fiestas del cole o algún feriado?, etc) y si coincide con las vacaciones de unos y otros, dependiendo de los hemisferios en los que vives y el de tu país.

Espero que a esta altura del post no te encuentres agobiada pensando en que es imposible encontrar la forma en que todo esto funcione. Hay años en que funciona mejor que otros, ya sea por vacaciones escolares, presupuestos y temas de salud, y hay otros en que sucede con menos facilidad. Es todo cuestión de organización y prioridades. 

Las prioridades las debes tener claras en el seno de tu familia, es decir, no podrás complacer a todos con todo, ya sea en cuanto a viajes y visitas se refiere y también a tu rutina diaria. Nos adaptamos a vivir a un ritmo diferente, en una ciudad y cultura que exigen de cada miembro de la familia un gran esfuerzo. Las visitas por ejemplo suelen ser disruptivas en nuestra rutina y dependiendo de la época del año hay que saber y ser conciente lo que implica recibirlas.  Nos encanta que nos visiten y si terminamos agotados con ello habrá que replantearse lo que debemos modificar.

Respecto del día a día, lleva su tiempo incorporar nuevos ritmos pero en muchos casos apreciamos y valoramos tener la oportunidad de cambiar rutinas. Tener la flexibilidad de incorporarlas hace que nuestra vida personal y social mejore, sea más dinámica y nos enriquezcamos con el intercambio. Siempre hay algo que aprender pero no olvides que tienes mucho para dar.

¿Cuáles son las costumbres a las que más te ha costado acostumbrarte? ¿Cómo se ha beneficiado tu familia con los nuevos horarios de tu ciudad? 

Saludos

Erica

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