Cuando nos mudamos a una ciudad que jamás hemos visitado antes y sabes que la estadía es a corto plazo, a menudo y sin darnos cuenta vivimos la experiencia como una expatriada en ‘modo turista’.

¿A qué me refiero con esto? Una expatriada en modo turista es aquella que se involucra poco con lo que sucede en el país donde reside, que ha elegido interactuar mayoritariamente con compatriotas u otros expatriados y no con gente local, y es alguien que vive la experiencia como unas largas vacaciones.

Todo esto que describo es el caso de muchas mamás que me cuentan cuán poco integradas se sienten en su nuevo lugar de residencia. Y aclaro que es una generalización de casos que llegan a mi consultoría online.

No está mal vivir como expatriada en modo turista, es una decisión como tantas otras y de la cual sacarás gran provecho y grandes aventuras. Tiene que ver mucho con tu situación familiar, con las condiciones de tu llegada al nuevo país, con la economía de tu hogar y con tus intereses.

Si vas en familia y con hijos en edad escolar te encontrarás forzosamente con más gente local, salvo el caso de quienes viven en países donde la opción privilegiada es la escuela internacional donde concurren la mayoría de los hijos de expatriados.

Vivir sin integrarte tiene sus pro y sus contras. Por un lado vives en una realidad ‘algo paralela’ dado que físicamente te encuentras en un lugar pero con tu cabeza y tu corazón siempre en otra parte.

En líneas generales esta situación trae más frustraciones de las esperadas porque la idealización de nuestro lugar de orígen es más fuerte y a veces no te permite aprovechar todo lo que tu nueva ciudad de residencia tiene para ofrecerte.

Por otro lado, no generas nuevos vínculos, que seguramente luego echarás de menos, y organizas con anticipación tu repatriación como un proyecto más que deseado.

Si me preguntas qué es mejor no tengo una sola respuesta pues depende mucho de quién eres, de tu historia personal y familiar, y de cómo has llegado a expatriarte. Muchas veces este ‘modo turista’ nos preserva afectivamente, otras nos aísla demasiado.

Mi experiencia personal, que no ha sido una expatriación con proyectos de repatriación a corto plazo, es encontrar mi justo equilibrio entre integrarme, no como una local más, pero tampoco como alguien de paso. Y digo ‘mi’ equilibrio porque eso es algo individual y que además cambia con el correr del tiempo y de las experiencias de vida.

Significa integrarte con tu bagaje cultural, con tu pasado y tu presente y crecer a lo largo de esa experiencia. También requiere de tí compartir y abrirte a nuevas oportunidades, asimilar otras culturas y decidir cuanto de ello incorporar en tu vida.

Por eso mi mejor consejo es encontrar TU mejor manera de vivir TU expatriación, lo que a tí te otorgue el balance interno que necesitas para ser feliz y así tener una buena calidad de vida. Y este es mi objetivo, es lo que me propongo ayudarte a conseguir.

Erica

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