El tema del bilingüismo es clave en la educación de hoy en día y cuando vivimos en el extranjero esto se hace aún más evidente. He resaltado en otros posts la importancia y la dedicación que esto implica y también el esfuerzo, la planificación y la convicción por parte de los padres.   

El chico que sabía muchos idiomas es mío, es uno de mis hijos. Habla 3 idiomas con la fluidez de un nativo y un 4to en un nivel intermedio. Y lógicamente me enorgullece contar esta historia en primera persona.

Mucho y poco, no es una medida en educación. Como psicopedagoga me propuse con mis hijos lo mismo que ofrezco en mis consultas:  que el aprendizaje de un idioma sea parte de un proceso educativo general, que incluya disfrutar de las actividades y encontrarles un verdadero sentido.

En mi casa jamás hemos repetido frases sin sentido por el solo hecho de aprender vocabulario o manejar un cierto nivel de lenguaje. 

Nos dimos cuenta hace poco que el chico que sabía muchos idiomas no encontraba su lugar en un sistema educativo donde el aprendizaje de una segunda lengua se plantea a veces en un momento muy avanzado en la escolarización. Fue ahí cuando a los 14 años ya no tenían prácticamente nada para ofrecerle. Podría haber comenzado un 5to idioma que no le interesaba y del que poco iba a aprender, pero dijimos muchas gracias, no buscamos coleccionar idiomas sino medios de comunicación, cultura, tradiciones. Porque una lengua es eso.

Cada hijo es un ser diferente, distinto a su hermano, a sus primos y a sus padres cuando eran pequeños. Cada hijo merece que pensemos en cómo introducir una nueva lengua en su desarrollo, un sistema de aprendizaje que funcione para él, que sea significativo y en la medida de sus intereses y posibilidades.

Desde lo personal he utilizado en mi casa estrategias similares para criar en la multiculturalidad y el multilinguismo. Con cada uno de mis hijos ha sido diferente el ritmo y el órden, se han interesado más por una cosa que por otra y han acompañado la cadencia de nuestras mudanzas. 

No hay fórmulas mágicas pero si hay posibilidad de planificar con objetivos bien claros. Nadie aprenderá si no hay una estimulación desde el hogar, si no hay un plan de acción aunque no necesite ser cumplido paso por paso como la construcción de un mueble de Ikea. Aquí si te salteas un paso el resultado puede ser aún mejor, las oportunidades inesperadas, la vivencia única y hacen que un aprendizaje cobre sentido para quien aprende y quien enseña.

Los que me conocen más de cerca saben que lo mío no es improvisación, que me lleva tiempo, que voy y vengo, que pregunto y re-pregunto y que no me quedo con lo obvio, investigo, me intereso y me pongo en marcha. En mi casa ha sido igual, no es un trazado lineal, es un acompañamiento con estrategias claras que se adaptan a una realidad precisa. 

Y el chico que sabía muchos idiomas ha «vencido al sistema», ha logrado que piensen en él, no como uno más sino como quien es, con su compleja historia de nacionalidades, visados, cultura e idiomas.  Y aclaro, va a una escuela pública, así que felices de haber logrado romper con estigmas y moldes donde todos tiene que caber de una sola  forma. Y esto es algo que nos fortalece a todos, que nos llena de convicción en lo que hacemos, si es que aún faltaba algo para ello. 

Los resultados no son siempre los mismo, son únicos, como cada persona, con sus ritmos, sus capacidades y su entorno familiar. En mi casa cada uno ha recorrido este camino de una forma diferente y logrado el objetivo del multilinguismo. Y seguimos trabajando en ello a diario. Pero se puede, te lo aseguro, aunque el peso de la tarea pese por demás algunos días, te confirmo que merece la pena.

Si te interesa que te acompañe en este proceso, ya sabes donde encontrarme.

Saludos,

Erica

newsletter Mamas por el Mundo