Muchas familias se mudan de país con más de una pregunta, y por lo general rondan sobre adaptación, la adquisición de un nuevo idioma, el ingreso a las escuelas y el sistema de salud. Una pregunta que nos planteamos menos y que es muy importante es la cantidad de viajes por trabajo que se presentan cuando aceptamos un contrato. Y digo aceptamos porque nos mudamos como familia. Por lo general las ofertas de empleo para puestos internacionales las tienen los hombres, al menos es un 95% de los casos… si, así es. Pensar o empezar a anticipar como nos organizaremos cuando papá está de viaje es un ejercicio que puede ayudarnos antes de la partida.


En otro post he mencionado qué cosas recomiendo que sepas y organices de antemano, como agendas, itinerarios y teléfonos de contacto.
Pero cuando papá esta de viaje sucede que mamá está aún más en todo y en muchos casos, hasta más organizada.

Con lo último que acabo de mencionar podrás acordar o no, pero mi experiencia es que muchas veces logramos organizarnos mejor si lo hacemos con anticipación y no tenemos imprevistos. A su vez esto hace que deleguemos menos, ese es uno de los defectos que más se adquieren a la distancia. Nos volvemos más autosuficientes al no tener una red familiar de contención y apoyo, lo cual no es ideal pero nos funciona. Hacemos de todo, muchas veces más de la cuenta, lo vamos incorporando a nuestra forma de vivir y organizarnos la rutina. Y cuando papá está de viaje esto se acentúa aún más.
Mas allá de los temas de logística están los temas afectivos, y cada miembro de la familia lo vive diferente. Cuando papá manda fotos desde un nuevo destino, con un desayuno de hotel recién servido o unas vistas de una ciudad interesante, no siempre son «bien recibidas». Y hay que decirlo en voz alta, nos alegra y nos da una sensación extraña al mismo tiempo.

Esto cambia si el ritmo de viajes es mayor o menor, cuando no son tan frecuentes nos alegramos más que cuando tu pareja se la pasa viajando. A veces hasta es un mensaje algo distorsionado de la realidad para los hijos, pues «¿qué hace papá? ¿está de vacaciones solo?» Estas preguntas ya llegarán si aún no las has escuchado y hay que darles una respuesta muy clara y adaptada a la edad de los niños.

Un día, entrando a la sala vip de un aeropuerto, mi hijo mayor declaró «bueno, al menos algo positivo de tantos viajes de papá». Por supuesto que se refería al hecho de que papá sea viajero frecuente y su estatus en la compañía aérea le permita acceder a dicho salón. Fue una declaración que nos impactó a todos y nos hizo darnos cuenta una vez más que aunque hay situaciones que creemos se han incorporado, necesitamos seguir atentos a su repercusión en nuestros hijos. El límite es muy delgado.

La forma en que lo vivas como pareja es tema para otro post. Pero te adelanto mi opinión, creo que aceptar una situación y vivir con ella hace que no nos detengamos a pensar en cómo nos sentimos. Y sí, a mi tampoco nadie me había hablado de esta característica de mi expatriación, algo que no estaba tan claro ni en el contrato en papel ni en el de la pareja.
Y ahora te pregunto, ¿cómo se vive esto en tu familia? ¿Qué crees podría mejorar? ¿Cómo te sientes al respecto?
Saludos,
Erica