He sobrevivido, sí lo confirmo, estoy aquí escribiéndoles porque he pasado y aún paso, esta experiencia de vida que nos hemos propuesto: criar a nuestros hijos lejos de nuestro país de origen, multilingües y no morir en el intento.

Dejando de lado todas las circunstancias que nos han hecho movernos de nuestra Argentina natal y vivir en diferentes países, creo que un resultado tangible es el multilingüismo de mi familia.

Desde que mis hijos nacieron ha sido todo un desafío poder conservar el español como lengua madre. Es el idioma que se habla en casa, es lo que nos identifica a la salida del colegio, es lo que los amiguitos tienen curiosidad por aprender y como les dice mi marido a mis hijos ‘es lo que les traerá suerte con las chicas” 😉

Así que dadas algunas obvias ventajas de hablar varios idiomas, lo que es importante es cómo llevar una vida multilingüe y hacer lugar a nuevas culturas.

Porque un idioma es eso, es expresión de cultura, es la forma de conectarte de la mejor manera posible con lo que te rodea. Y mas allá de lo bien o mal que lo hables, es importante hablarlo, hacer el esfuerzo, intentarlo, por nosotras y por nuestros hijos.

Comunicar, esa es la clave. No hacerlo es quedarte aislada y eso es contra lo que hay que luchar en la expatriación.

Este es un tema de consulta recurrente en nuestro servicio de consultoría. Es comprensible, todas tenemos como preocupación principal el bienestar de nuestros hijos.

¿Cómo se integran a una nueva escuela con un nuevo idioma?

Cuando nuestros hijos van a la escuela, ya sea que hayan empezado de pequeños o más grandecitos, se hace más fácil y más difícil al mismo tiempo. Llegar a los 6 años a un nuevo país y empezar de cero con un nuevo idioma hace que tu hijo pase 8 horas de su día tratando de descifrar lo que le están enseñando, lo que se dice en el recreo, las reglas de juego, las consignas de trabajo etc. Es algo que requiere de flexibilidad y perseverancia, una buena dosis de cada una hace que de a poco, el proceso de aprendizaje e integración se vayan dando lo más naturalmente posible.

La sobre exigencia es un factor de estrés, a algunos niños les lleva más tiempo que a otros adquirir un nuevo idioma y los procesos hay que respetarlos. La escuela te sugerirá diferentes alternativas para mejorarlo, si es necesario, un apoyo pedagógico extra.

Un niño de 8 años sabe cuando no habla bien, y le resulta embarazoso hacerlo frente a sus compañeritos. Apoya sus esfuerzos y calma sus ansiedades. Practiquen en casa.

Una buena estrategia para estimular el aprendizaje cuando los niños se sienten paralizados es sentarte y aprenderlo juntos. Seguramente tu tienes mucho por aprender aunque hables básicamente el idioma local.

Háganlo juntos: lean en otro idioma, busquen palabras nuevas en un diccionario, intenten descifrar la letra de canciones que les gusta, hay muchas actividades para hacer en familia.

¿Cómo es el proceso con niños pequeños?

Ahora, si tienes un bebé, que haya nacido durante la expatriación o que haya llegado pequeño, es también muy importante que integres el bilingüismo en su rutina. ¿De qué forma? Hay miles y sirven para niños de toda edad:

a través de música infantil, una nanny que hable bien el idioma local, participando en actividades recreativas: baby gym, fútbol  clases de arte, tardes de juego con nuevos amigos o vecinos, películas o TV pueden ser algunas de ellas.

Cuando tus hijos te escuchen hablar en otro idioma será para ellos el indicador de que es la modalidad en la que su rutina se va a desarrollar: a veces español y a veces el otro idioma. Ellos son como esponjas y en menos tiempo del que anticipas estarán hablando un poco de todo.

¿Cuándo empezará a hablar mi niño?

En muchos casos los bebés criados en ambientes bilingües tardan más en empezar a hablar, y cuando lo hacen por lo general pasan por un período en el que mezclan ambos idiomas hasta que se reacomoda todo.

Mis hijos decían palabras que yo no podía descifrar hasta que en el ascensor me encontraba con alguna vecina que les entendía y ahí, zas! Ah! no era español… y así empezamos a entender que están inmersos en la nueva cultura y sus cabecitas están trabajando a una velocidad increíble.

A veces la clave es que como madres estemos listas a entenderlos no solo en español sino también en el idioma local, no siempre es fácil, pero hay que tenerlo en cuenta.

De la misma forma en que respondes a tu hijo ante sus primeros balbuceos, entusiasmada y estimulándolo con sonrisas y aprobación, debes seguir por ese camino en la adquisición de una nueva lengua.

Así como no es bueno comparar a tus hijos en ninguna actividad, no lo hagas tampoco respecto del idioma. Todo depende de un intrincado sistema de aprendizaje que no es lineal, lo emocional entra en juego, ademas de lo cognitivo. Estate atenta y respeta los tiempos de cada uno.

Sabes que eres un modelo para tus hijos, intenta incorporar el nuevo idioma a tu propia rutina, será el mejor ejemplo de cómo pueden adaptarse a cambiar de idiomas según la situación en la que se encuentren.

Si quieres ayudar a otra mamá expatriada no dudes en compartir el post.
Hasta pronto! See you soon! A bientôt!
Erica
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