No es como en un abrir y cerrar de ojos, aunque daría mucho para que lo fuese. Es un proceso engorroso, en trámites, en decisiones y en recuerdos.

Cerrar una casa te provoca un cierre de etapas, de ciclos cumplidos, que aunque sientas que no has completado los objetivos es el momento de darle un fin. Abrir otra que está muy lejos, es la prolongación de nuestra rutina en un espacio del que no te has apropiado aún, que no has hecho tuyo y que no lo harás hasta que no lo habites.

Entonces ¿qué llevar? ¿qué dejar? ¿qué guardar? ¿qué conservar?

Desde mi experiencia te cuento que en mi primera mudanza, en la que me fui recién casada, me llevé muchas cosas que no iba a comprarme en mi nuevo destino. El criterio fue: nos llevamos lo más valioso.

Y lo más valioso no es siempre lo que ha salido más dinero. Muchas veces es aquello que tiene una historia que le da un significado especial. Hay cosas que había decidido no volver a comprar porque había invertido mucho en ello, pero también porque eran únicas para mí, aunque fuese apenas un número en el inventario de la mudanza, a los ojos del señor que estaba embalándola y poniéndola en cajas como otro objeto más.

Lo que más valor tenga para tí no necesariamente puede ser lo más práctico, por ejemplo llevarte tu vestido de novia. Yo no lo dude ni un instante, eso no viajó con nosotros, pero sí elegimos otras cosas que representaban el momento de la boda, y así fue como subí al avión con mis dos álbumes de fotos de aquel día inolvidable.

Estar cerrando una casa y abriendo otra es también abrir nuevos espacios en tu interior, no sólo en un espacio físico.

Si has elegido casa antes de mudarte y sabes a qué espacio te diriges, intenta imaginarte allí y llevar contigo lo que te daría placer tener a mano. Si son tus utensilios de cocina que nunca has tenido tiempo de darles buen uso pero en tu expatriación planeas dedicarte en convertirte en una master chef, pues a embalarlos!

Haz el ejercicio junto a tus hijos y ayúdalos a elegir sus objetos más queridos, los que llevarán a mano. Los tiempos de las mudadoras no son respetados al pie de la letra, prevée demoras y adelántate trayendo contigo un poco más que lo esencial.

Tu espacio físico y tu espacio interior van a ir alinéandose de a poco hasta que te apropies de las habitaciones, de los pasillos, de la cocina y los conviertas en vuestro hogar, en tu nuevo lugar en el mundo, ese al que estás viajando desde que firmaron el contrato y empezó la revolución de tu vida.

Si necesitas ayuda para ir cerrando una casa y abrir otra, esta propuesta es para tí

Saludos

Erica

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